La Fiscalía no logra demostrar “de forma concluyente” la implicación de la acusada
En agosto de 1998, una avioneta de la compañía Fly Aventure S.L., con tres pasajeros a bordo, se estrellaba en el aeropuerto de Guacimeta perdiendo la vida todos sus ocupantes. Uno de los fallecidos era una mujer embarazada.
A la hora de buscar a los responsables, la mujer del piloto, muerto en el accidente, a la vez que apoderada de la empresa propietaria de la avioneta, Esperanza R. H., denunció al controlador aéreo que dirigía el tráfico aquel fatídico día.
En 2003 se celebró el juicio ante la Audiencia Provincial de Las Palmas, en el que el imputado, Germán García López, quedó exonerado de toda culpa. En aquella vista, los abogados de la defensa no sólo consiguieron demostrar la inocencia de su cliente, sino que además presentaron pruebas de que en enero de 2003 se entregó al juzgado una copia del libro de registros de vuelo e información de la aeronave, copia cuyos datos no coincidían con otra que obraba en poder de la Guardia Civil, que desde la fecha del accidente disponía del supuestamente auténtico libro de registros de vuelo.
Absuelto el controlador aéreo, la Fiscalía decidió encausar a la demandante, Esperanza R. H., por un supuesto delito de manipulación de documento privado. Este lunes, la víctima se convertía en acusada ante la Sala de lo Penal Número Tres de Arrecife.
El libro de registros falseado
Que uno de los documentos fue manipulado lo reconoce el propio Antonio Martinón, pero no queda claro por quién. “Lo que dice el Ministerio Fiscal es que Esperanza R. H. era la única apoderada de Fly Aventures”, entendiendo que fue la única en tener acceso a la documentación de la empresa, además de ser la más interesada en desviar la atención de las causas del accidente al culpar al controlador. Así describe la argumentación de la Fiscalía el abogado de la acusada.
Así, la Fiscalía asegura que el libro de registros manipulado fue el entregado en enero de 2003, mientras que el abogado de la defensa insiste en que el “documento falseado” fue el presentado en aquel juicio por la Guardia Civil. “El documento que consta en el atestado de la Guardia Civil fue rellanado. Desconocemos cómo llegó allí y quién lo rellenó”, dijo Martinón.
La Fiscalía dice exactamente lo mismo, pero atribuyendo “el relleno” a Esperanza R. H. en la copia entregada en 2003. Resulta que en esa copia figuran sólo 100 horas de vuelo de la avioneta en los dos meses previos al accidente de agosto de 1998, mientras que en el presentado por la Guardia Civil, las horas de vuelo apuntadas son 142. A raíz de esto, la defensa del controlador aéreo quiso demostrar entonces que la copropietaria de Fly Aventures pudo ocultar la sobrecarga de vuelo que sufría el aparato, para desentenderse de esta forma de la posible responsabilidad en el fallecimiento de los pasajeros de la aeronave.
La revisión de la avioneta
Otro argumento de la Fiscalía es que la avioneta no había pasado algunas de las revisiones a las que tienen que ser sometidas las aeronaves de este tipo periódicamente. Según el informe del Ministerio Fiscal, la documentación aportada por Esperanza R. H. parecía garantizar que el aparato había superado con éxito todas las revisiones. Sin embargo, “el cotejo de pruebas”, según la acusación, indicaba todo lo contrario.
En la documentación de la avioneta está el sello de una empresa madrileña dedicada a la revisión de aeronaves. Sin embargo, la acusación mantiene que en el día anterior y posterior de la fecha en la que se hizo el supuesto examen técnico, la avioneta realizaba vuelos en Lanzarote, añadiendo que tendrían que haber pasado al menos 48 horas desde la revisión hasta el primer vuelo del aparato. Hasta allí los indicios de la falsedad del sello. Respecto a esta incoherencia nada aclaró Antonio Martinón en declaraciones a este diario. No obstante, insistió en que “el juicio se hubiera resuelto con una llamada a la empresa madrileña para comprobar” la autenticidad de la estampa en la documentación de la aeronave. Esa llamada, según la defensa, jamás se hizo.