Condenan a José Ramón Rodríguez a 8 años de prisión por un delito de homicidio en grado de tentativa
La Sección Primera de la Audiencia Provincial de Las Palmas ha condenado a 8 años de prisión al empresario José Ramón Rodríguez por un delito de homicidio en grado de tentativa con la concurrencia de las circunstancias agravantes de la responsabilidad criminal de abuso de superioridad y parentesco.
Según contempla el auto, "el acusado fue claro el día del juicio en el sentido de que era consciente de que cuando tomaba drogas se volvía agresivo" y prosigue alegando que
"no es posible apreciar en esta causa ningún tipo de exoneración o atenuación de la pena como consecuencia del consumo puntual de cocaína el día de los hechos".
La Sala entiende que “ha quedado probado que al tiempo de comisión del delito, el acusado llevaba varios años consumiendo, sin bien de forma puntual, cocaína, quedando probado que el día de los hechos consumió una cantidad indeterminada de dicha sustancia con posterioridad a su comisión. No queda probado que el acusado padeciera enfermedad mental alguna en esa fecha, como consecuencia de ese consumo de estupefacientes”.
El Ministerio Fiscal, en sus conclusiones definitivas, efectuadas oralmente en el acto del Juicio celebrado el 11 de diciembre de 2007 interesó la condena del acusado como autor de un delito de homicidio en grado de tentativa y solicitó 9 años de prisión.
Por su parte, la Defensa del acusado, modificando parcialmente sus conclusiones provisionales, consideró los hechos como constitutivos de un delito de lesiones del artículo 147.1 en relación con el 148.1.
Contra esta resolución pueden interponer recurso de casación, que deberá anunciarse en el plazo de cinco días.
“Te voy a matar, hija de puta”
Según se contempla en la sentencia, el día 3 de junio de 2004 José Ramón Rodríguez se encontraba con su pareja sentimental Teresa Martín Pérez en el apartamento complejo hotelero “Hyde Park Lane” de Puerto del Carmen y sobre las 19:00 horas, “resuelto a acabar con la vida de la misma, colocó unas sabanas en las ventanas mientras aquélla se preparaba en el baño para ir a buscar a sus hijas”.
Según se prosigue relatando, “en este contexto, cuando Teresa iba salir del baño al tiempo que le decía al acusado, quién previamente le pidiera que fuera a buscar cervezas al supermercado, que mejor que no porque ya iban a buscar a las niñas, de forma súbita y sin mediar palabra le propinó un puñetazo en la barbilla, y con la intención de acabar con su vida, la atacó con un cuchillo de más de seis centímetros de hoja con el que logró rozarle la yugular. Se añade además que “ante esto, Teresa logró zafarse de la acometida y abrir la puerta del apartamento para tratar de huir, instante en que el acusado la cogió por el pelo y le propinó por la espalda hasta un total de diez puñaladas en diversas partes del cuerpo, al tiempo que le decía te voy a matar hija de puta”.
Como consecuencia de la agresión, prosigue el auto, Teresa sufrió múltiples contusiones a nivel mandibular y en el cuello, y un total de diez heridas incisas, varias de ellas penetrantes en tórax, cara, brazo, cuello y espalda, con penetración en región subsxilar izquierda y perforación pulmonar, provocándole hemeneumotórax izquierdo, hemoperitoneo derecho, y quedándole como secuelas paquipleuritis residual izquierda y diversas cicatrices con perjuicio estético ligero.
De no haber recibido asistencia médica inmediata, el hemeneumotórax izquierdo “le hubiese provocado la muerte por asfixia”.
La víctima requirió tratamiento médico y cirugía especializada, con sutura y colocación de dos trocares de drenaje torácico, tardando en curar 97 días, todos ellos imposibilitada para el desarrollo de sus actividades habituales, de los cuales 16 fueron de ingreso hospitalario.
5 gramos de "coca"
En su declaración, el imputado aseguró que el día de los hechos se encontraba bajo los efectos de las drogas. Tras alegar que en unas ocho horas consumió entre 4 y 5 gramos de cocaína e ingirió diez cervezas y varios licores, explicó que, aunque sabía que se ponía muy agresivo y a pesar de que es diabético, ésa no era la primera vez que sufría alucinaciones por ponerse en ese estado.
“Sé que lo hice, pero veía al demonio venir hacia mí. Oía ruidos extraños y me dio por tapar ventanas y puertas. Ni yo mismo me lo explico”, dijo el acusado durante su interrogatorio.
“Yo ya sabía que me iba a ‘tocar'”
La víctima desmintió por completo la versión de su ex pareja asegurando que ese día el agresor no consumió drogas en ningún momento y que tan sólo le perdió de vista durante algo más de media hora, mientras ella solicitaba en recepción que le cambiaran la habitación asignada el día anterior en los apartamentos “Hyde Park Lane” de Puerto del Carmen. Según el fiscal, el agresor no tuvo tiempo suficiente para consumir la cantidad de estupefacientes que dice ingirió, aunque posteriormente.
La víctima subrayó que “sólo se tomó un licor, pero le dio por cerrar la puerta y tapar las ventanas (...) yo fui a maquillarme al baño, me pidió que fuera a comprar más cervezas pero me negué porque él ya traía diez a la habitación y casi era la hora de recoger a mis dos hijas del teleclub de la Vegueta, donde las dejamos sobre las cuatro de la tarde por unas actividades”. Teresa precisó ante la Audiencia que “me miraba de una forma por la que yo ya sabía que ese día me iba a ‘tocar'”.
El accidente posterior
José Ramón Rodríguez dijo no recordar nada, aunque sí reconoció que unas cuatro horas más tarde a la agresión sufrió un accidente en la LZ-10, en la carretera de Los Valles, en el municipio de Haría.
Con su testimonio, uno de los hijos del acusado, Ó. R., trató de probar que su padre intentó suicidarse al volante de una furgoneta gris de marca Zafira lanzándose al vacío por el risco de Famara. O.R. aseguró que en cuanto se enteró de lo que el padre supuestamente pretendía hacer, le buscó por la Isla con un BMW X 5, acompañado de su ex pareja, hasta que un amigo le avisó de que su padre había pasado por Nazaret.
Según se contempla en el auto de la sentencia "inmediatamente consumada la agresión, el acusado, consciente en todo momento de lo que había hecho, abandonó precipitadamente el complejo, ignorándose por donde, cogió su vehículo y llamó a personas de su entorno familiar más cercano, cuya exacta identidad no consta, y les relató lo que acabada de suceder" y añade que "en connivencia con tales personas, ideó simular que se encontraba bajo los efectos del alcohol y la cocaína, así como que su intención era suicidarse".