The man who dreamed by the sea

1.- Han erigido un busto a Antonio Tavío , en uno de los parajes más hermosos de su campo de golf, Amarilla, frente al mar. En 1987, "The Times" publicó un artículo dedicado a Antonio, que tituló: "The man who dreamed by the sea" ("El hombre que soñó junto al mar"). Antonio Tavío fue uno de los personajes más generosos, más entrañables, más inteligentes y con mejores sentimientos que yo jamás conocí. Era un crack. Yo lo recuerdo todos los días, porque muchas de las cosas que yo hago, en plan creativo, él las celebraba con un entusiasmo contagioso. No se tenía que haber muerto, coño, con tanto sinvergüenza como hay por ahí, vivo. Si se tenía que ir alguien al otro mundo no tenía que haber sido mi amigo Antonio, a quien yo admiraba. Fue un creador de sueños, que llevaba a la realidad con una facilidad increíble. Su mente nunca paraba, siempre imaginaba cosas bellas que luego las transformaba en paisajes. Ahí tienen ese complejo de golf/puerto deportivo en Amarilla. Su padre, don José Antonio , cuando alguien le preguntaba por su finca de Montaña Amarilla, él lo paraba en seco y le decía: "No se llama Montaña Amarilla; se le dice Montaña Cagada". Y era verdad, así la llamaban los magos de allá.

2.- A Antonio, un grupo de amigos le ha erigido un busto en Amarilla Golf. Le costó muchos disgustos ese campo, que Adán Martín le intentó parar y arrebatar. Lo puteó hasta límites de barbarie. Pero Antonio se sobreponía a las dificultades con un coraje terrible. Cuando le cortaron las dos piernas y alguien lo saludaba y le preguntaba cómo estaba, respondía: "Más cortito". Llegó a meterse en el mar, en Las Teresitas, ya sin piernas, con el carrito que manejaba. Un tipo valiente, que no dudó en vender zapatos a los negros de África (todos de un mismo pie), patronear un barco de pesca o ayudar al nuevo y pujante Sur, del cual su padre, otro personaje muy interesante, y él mismo, fueron pioneros.

3.- Efectivamente, era el hombre que soñaba junto al mar porque el yodo del océano lo inspiraba. Construyó un campo maravilloso, quizá el más bello de cuantos existen en Canarias, desde cuyos hoyos se divisa ese mar que tanto lo motivaba. Antonio Tavío creó una familia fantástica y el otro día, cuando Lita Ascanio , su mujer, me llamó para avisarme de la inauguración del busto, lamenté mi forzada ausencia. Pero iré a rezarle un Padrenuestro un día de estos y a decirle que lo recuerdo todos los días, sobre todo cuando me invento algo tan absurdo y maravilloso como las cosas que inventaba él. Pero con mucha menos brillantez en mi caso. Te recuerdo, querido Antonio Tavío. Te recuerdo mucho, generoso amigo.

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