Robar es lo que importa
Por Andrés Chaves
1.- Bandas de rumanos asaltan las joyerías de Madrid de la siguiente forma. La dependienta coloca sobre mostrador interior lo que le solicita un tipo elegante, con acento extranjero. Al supuesto cliente no le gusta nada de lo que le enseñan. La dependienta recoge las piezas, las cuenta y ve que le falta una. Pregunta al cliente y éste se muestra extrañado. Él mismo pide al guardia de seguridad que lo registre, para que compruebe que no se lleva nada. Se va. Al cabo de unas horas, otro tipo entra en la tienda. Se sienta en la misma mesa, pide otras joyas. Se las muestran. En otro descuido -son muy hábiles- mete la mano debajo de la mesa, donde su compinche había pegado con un chicle la joya elegida; no compra nada, naturalmente, y se marcha con ella en el bolsillo. El robo perfecto. También hay quien utiliza a niños: los pequeños, debidamente entrenados, se tragan la joya y no existe forma humana de que los registren porque la ley del menor los protege.
2.- Las principales joyerías de este país, hartas de robos y de hurtos, han pasado circulares a sus delegaciones sobre el modus operandi de estas bandas, que el Gobierno español, con sus leyes blandas y su majadería de la xenofobia, ha dejado que se instalen aquí. España es el paraíso para los delincuentes europeos, que pasan de largo por otros territorios más ricos, como Italia, Alemania y Francia, porque robar aquí les sale rentable: si los trincan, las penas que les imponen los jueces son insignificantes. La oleada de robos, incluso en domicilios, en Madrid adquiere proporciones realmente alarmantes. La ciudad se ha convertido en la capital más peligrosa de la Europa del Oeste, a mucha diferencia de las demás.
3.- De nada vale la propaganda que hace el Gobierno de Zapatero sobre las bondades de vivir en España. Esto se está convirtiendo en un auténtico infierno, en el reino de los cacos. Dicen que las prisiones se hallan saturadas, pero la mayoría de los que están dentro tenían que ser expulsados de España para, al menos, no tener que alimentarlos gratis con nuestros impuestos; e Interior debería controlar mejor las fronteras -sin que esto signifique vulnerar el espíritu de Shengen- y hacer que la vida de los españoles sea, al menos, tranquila. Porque los sociatas, por quitarnos, nos han quitado hasta la seguridad. Desde luego, hace mucho tiempo que España perdió su condición de país tranquilo, en cuyo territorio se podía dormir con las puertas abiertas. Canarias no se libra de esta plaga: la ola de delincuencia que sufrimos es la peor de los últimos años. Y a mí las estadísticas (blanqueadas) de la Subdelegación del Gobierno y de la Fiscalía me importan un pito. Yo estoy en la calle y lo veo.
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