Qué país más raro
Este país, tan raro que parece medieval, quiere que lo presida -dicen las encuestas- un hombre que copió una tesis doctoral y que, por tanto, engañó a la universidad. Quiere decir esto que estamos ante un país de incultos irredentos, que fue capaz de inventar la picaresca y de alentar la Inquisición, de montar dos repúblicas, una de las cuales duró nueve meses, y de enfrascarse en una guerra civil que costó un millón de muertos, en uno y en otro bando -igual de bárbaros los dos-. No quiere decir esto que con el fatuo de nuevo en el poder, lo que parece posible, vaya a ocurrir lo mismo, pero, ¿qué se puede esperar de un tipo que es capaz de pactar con independentistas y antiguos terroristas para mantenerse en el poder? A mí no me extraña nada de España, ni siquiera que gane un Mundial, que un rey se vaya con una furcia extranjera a cazar elefantes, que Pedro Sánchez (que no ha leído nunca un libro, según Alfonso Guerra) presida un Gobierno y que el PSOE o el PP de la corrupción nos vuelvan a gobernar. No me extraña nada, porque las novelas brillantes de nuestra literatura, y sobre todo la más grande de ellas, es decir el Quijote, ya hablaban de nuestro carácter analfabeto y fantasioso. Pero me asusta que en un nuevo siglo de las luces, como pretendía ser este, se puedan producir estos graves agravios a la inteligencia, como es el que un personaje huero de contenido intelectual se haga -esta vez sin trampas- con la más alta magistratura de la nación, por la división de la derecha y por la estupidez de una masa electoral agarrotada cerebralmente y sin perspectivas. Y me da pena, la verdad.
Publicado en Diario de Avisos