No pasa nada
Por Andrés Chaves
1.- Lo peor de la crisis económica que nos azota es que anula todo lo demás. Lees los periódicos, ves la televisión o escuchas la radio y parece que no pasan otras cosas que no sean la intervención de bancos, los beneficios de la banca, los abusos de la banca, las arremetidas de la banca contra los usuarios y todo eso. Lo último ha sido lo del ING holandés, el banco virtual, que necesita 10.000 millones de euros para no irse al carajo. Es que ya no puede confiar uno ni siquiera en las entidades de crédito y ahorro sin empleados. A los bancarios (o sea, a los empleados de banca) se les ha puesto cara de tristeza, pero las barrigas de sus directivos ni se han inmutado. Yo, qué quieren que les diga, confío más en la cercanía de nuestras cajas, que nunca nos dejarán abandonados, aunque esto no signifique que nos vayan a regalar nada, por supuesto. Tristeza en el mundo económico, con responsables de gobiernos que dan la sensación de no saber qué hacer porque se ha desmoronado el sistema financiero y nadie sabe cómo reparar el asunto.
2.- Algunos analistas (los analistas no sirven para nada) opinan que es preciso incrementar el gasto público para dar confianza a los mercados; otros creen que es menester hacer todo lo contrario. En medio estamos nosotros, los que no somos analistas ni nada, que vemos cómo se doblan los pilares económicos de la Tierra. Me gustaría ver los balances de los principales bancos españoles al final de este ejercicio. Ya verán cómo se jactan de anunciar millonarios beneficios a costa nuestra. Se ha perdido hasta el pudor. Ni siquiera están dispuestos a sacrificar sus beneficios en pro del país y de sus impositores. Y, encima, el Gobierno de España metiéndoles dinero público en sus arcas.
3.- Cualquier noticia queda eclipsada por la avalancha de información económica. Todos nos hemos convertido en expertos en economía cuando se ha demostrado que la economía no tiene expertos, sino que genera hechos inciertos e inexplicables, como la crisis de las hipotecas que sorpresivamente se ha convertido en crisis mundial, en suceso que acojona a todo el mundo. O sea, que tenemos momento económico para rato en los medios de comunicación y poco espacio para las noticias divertidas, que al menos nos hagan sonreír. Pero no se preocupen: no pasa nada.
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