Memoria de mi historia
Por Andrés Chaves
1.- Una joven universitaria me ha venido a ver al despacho. Quiere hacer un postgrado sobre la radio y me ha preguntado de todo. Son muy curiosas e incisivas estas universitarias de hoy y sus preguntas han derivado, con mi cierta connivencia, hacia mi vida. Ha preguntado por qué no escribo mis memorias. Pero mis memorias están escritas. Cada artículo es un trozo de mi memoria y luego están los libros, fundamentalmente dos: "El Puerto de la Cruz en blanco y negro" y "El dedo de Mustafá". Hay también algún otro de recuerdos políticos, como "Islas de locos" y "Canarias, crónicas de la Transición". Se los he conseguido a esta joven tan interesada en lo mío, pero le añado que yo no valgo la pena -y así lo creo-, que las que sirven son mis circunstancias. Sobre todo porque he sido testigo de sesenta y dos años de historia de nuestras islas. Lo curioso es que me ha dicho que en la facultad en la que estudia no estoy bien visto. No les gusta a algunos de sus profesores lo que yo hago, ni lo que yo digo, y me han vetado para su tesis. "Pero yo soy muy pesada", me ha asegurado, "y además sé cómo engañarlos". Agradecí su fidelidad y hemos hablado dos horas largas, con la promesa de otras dos horas la semana que entra. "No se te ocurra escribir sobre mí", le he exigido; "pero hazlo sobre mi tiempo, que es apasionante".
2.- No es la primera vez que me ocurre eso. Es normal que alguien que escribe todos los días en los periódicos despierte filias y fobias. Sostengo que me quieren menos quienes menos me conocen; es decir, que el contacto conmigo fomenta el afecto. Se lo digo a esta joven y lo afirma rotundamente. "Ninguno de los que te ponen a parir en mi facultad te conoce bien; ahora me doy cuenta", añade. Muchos profesores universitarios se creen el culo del mundo y no saben hacer la "o" con un canuto. Podría contar barbaridades de algunos de ellos, sobre todo en las facultades de periodismo. Ni saben enseñar ni saben ejercer la profesión.
3.- Esta es una profesión de locos y hace falta mucho aguante para lograr la permanencia en ella una temporada larga. Yo estoy ejerciendo desde 1970, de forma ininterrumpida. Quiero decir que no sé hacer otra cosa. El otro día me envió la Seguridad Social mi vida laboral y me quedé acojonado. Le cuento mis orígenes a esta joven universitaria. Le cuento cuando, estando en "La Tarde", le llevé al gerente un sobre con diez mil pesetas que me había entregado una agencia de publicidad para que hablara bien de determinado proyecto empresarial. El gerente me dijo: "Es el primer sobre que entra en este despacho en toda la historia del periódico". Era más de lo que yo ganaba al mes. Yo creo que al final se mamó él las perras y yo me quedé a tres por medio cuartillo. A lo mejor hice mal en no cogerlo. La chica se reía.
achaves@radioranilla.com