Mascarada catalana
1.- Puigdemont se ha rendido en privado y se ha callado en público. Forma parte de la mascarada catalana. Cataluña está haciendo el ridículo en el mundo y los secesionistas ni siquiera se dan cuentan de ello, en su fanatismo contagioso. Puigdemont tiene un negro futuro como político y como hombre de la calle. Quedará arruinado, con sus cuentas intervenidas por la responsabilidad civil, inhabilitado para la política y acogido en el no-país de Bélgica, pequeñito y sin demasiado futuro para el pobre hombre, que se creyó un personaje. Ahora, cara a la galería, él y Comín, el controvertido ex consejero del Gobierno catalán en el exilio, destinatario de los mensajes del amado líder, quieren cortarle la cabeza a los periodistas que los grabaron. ¿Por qué no al que grabó y difundió los mensajes de Rajoy a Bárcenas? Este país es proclive a matar al mensajero, imitando a los antiguos. Todo menos aceptar la realidad. Y la realidad es que Cataluña es una república fallida, que tiene que volver al redil y que sólo significa, como las demás, una comunidad autónoma, eso sí, calificada de “histórica”, aunque tenga menos historia que Canarias. Un suponer.
2.- Así que Puigdemont, como lo ha definido el ácido Hernando, es un zombi político, un astronauta fuera de la nave, intentando agarrarse a ella pero flotando en el espacio sideral. Le espera, ya digo, un futuro menesteroso, porque no le pagarán un sueldo, ni se le acercarán los notables flamencos y los magnates rusos, ni le organizarán actos en Lovaina, ni siquiera serán rebatidas sus pobres tesis por una inteligente y joven profesora danesa. Quiero decir que Puigdemont está más acabado que las maracas de Machín. El llamado procés se ha terminado, tendrán que buscar un candidato de consenso de los independentistas, porque no van a aceptar que Inés Arrimadas haya ganado las elecciones. Es más, lo siguen negando en las tertulias televisivas. Los independentistas están ahí gracias a la ley D´Hont que ni populares ni socialistas han querido cambiar y mira que han tenido tiempo para ello.
3.- Yo creo que sí, que el procés se ha terminado y que el imperio de la ley, que es una garantía para las personas decentes (siempre que se aplique como ahora, con criterios impecables) se ha impuesto y ha terminado con las secesiones gratuitas, torpes y, sobre todo, tramposas. Porque se agarran todos estos personajes a un referéndum en el que las urnas llegaban a los colegios electorales repletas de votos de conveniencia. Y ni siquiera se ponen colorados celebrando su triunfo. Puigdemont reconoce, en privado por ahora, su fracaso y la gente normal celebra que una cámara de televisión, por accidente o por incidente, haya grabado lo que todo el mundo independentista sabía, pero nadie reconocía. Un scoop. En fin, que Cataluña es España, con todos sus defectos y todas sus virtudes. Y es que, según la prensa inglesa, los españoles son impuntuales, gritones y sucios. Pues anda que los británicos.
Es una publicación de El Diario de Tenerife.com