¿Y por qué no llaman a María Arenales?
Me han enviado un video de María Arenales Serrano Argüello, la senadora de Valladolid, azote de la izquierdona. Sus intervenciones en el Senado están causando alegría y esperanza en la derechona, tan huera de mujeres y de hombres valerosos. Esta mujer de joven mediana edad y notable personalidad ha vapuleado sin piedad a los mediocres de Sánchez y a sus hermanos mariachis de Podemos y me da que está llamada a ser una buena parlamentaria, o que quizá ya lo sea. Habla con una seguridad que pasma y las palabras le fluyen como un torrente cristalino, así que no tiene necesidad de recurrir al papel, que al fin y al cabo es una molestia y una humillación. Tiene memoria y si no se prepara sus discursos es un milagro, porque pronuncia el verbo exacto para herir al contrario, lo que en el combate de las palabras es una virtud incuestionable. María Arenales entra directo al trapo, y se pone el trapo en la cabeza, como la monja alférez, y machaca al contrario con una contundencia de la que me declaro franco admirador. La he escuchado en varias intervenciones y le he preguntado por ella al senador Alarcó, que me ha respondido lo de siempre: “Es íntima amiga mía”. No se trata de que sea amiga de Alarcó, sino de su valía como parlamentaria, de la fuerza de su discurso y de la seguridad que imprime a sus intervenciones, llenas de lógica y de convicción. Y es que el PP tiene un lecho de hombres y mujeres, exiliados entre los bancos de las cámaras, que deberían sacar ya la cabeza y desplazar a los chiquilicuatres que rodean a Casado, y al propio Casado, que es flojito. No sé, me da que las cosas van a cambiar mucho en poco tiempo.
Publicado en el Diario de Avisos