La hipocresía de la izquierda

1.- En los últimos tiempos escucho, más veces de las que quisiera, la frase de “todos son iguales”. Lo cierto es que izquierdas y derechas han dado en este país escándalos parecidos, que ellos se empeñan en cuantificar en euros para intentar escapar, echándole la culpa al otro con el “y tú más”. No es cuestión de cantidad, sino de calidad, de renuncia a los principios. Lo de Pablo Iglesias e Irene Montero, el casoplón en la sierra madrileña , no es otra cosa que un deseo de progresar muy legítimo, pero que entonces no acusen a los demás –de la derecha– que quieran hacer lo mismo. Es decir, basta ya de escraches a los ricos y a no pagar a los criados la Seguridad Social y contratarlos de baracalofi, como hizo el podemita importado de Argentina, el señor Echenique. Ya está bien de hipocresías. Hasta Alberto Garzón, que es de Podemos/Izquierda Unida, se ha comprado un piso de 200.000 euros en Rivas-Vaciamadrid, que es un pueblo de magos, pero la cuenta va a subir otros treinta o cuarenta mil para los arreglos. Qué suerte tienen de que, cobrando nuestro dinero, a ellos los bancos les den perras por un tubo. A mí no me dan ni un duro. Jugar a la honrada izquierda es fácil, hasta que te calan. Estos dirigentes se hacen los pobres para captar a los pobres de verdad, a los que, como a mí, el banco no nos da un euro porque no tenemos de dónde tirar. Este país ha perdido el norte, aunque ya nunca será igual para ellos. Los podemitas, incluso esa chica, concejal creo que de Murcia, que tiene diez pisos, cochazo, chalé enorme y moto BMW, tienen más caras que espaldas y son maestros en la demagogia, en la post verdad como le dicen ahora y en la verdad manipulada, que es una mentira horrorosa. Pablo Iglesias se ha vuelto loco, o quién sabe quién lo ha vuelto loco del todo, y deberá responder ante sus descamisados por su falta de austeridad. Porque dinero sabíamos todos que tiene, y de dónde le viene, pero lo que no sabíamos es que él y su novia iban a ser tan idiotas como para sacar a la luz esos que llaman “signos externos” y que le encantan a Montoro para coger a la gente por la pechuga y mandarles la inspección de Hacienda.

2.- Por eso yo digo que la última palabra, de aquí a las elecciones, no está dicha. Quedan dos años, mucho tiempo para cantar victorias y derrotas y hacer caso a las encuestas. Que si hacemos caso a la del CIS, el PP sigue estando en cabeza. ¿Y saben por qué? Porque hay mucha gente que no se fía de esta izquierda, la modosita de Pedro Sánchez y la caradura de Pablo Iglesias, que no predica precisamente con el ejemplo, Ciudadanos sube tanto porque el PP ha fallado mucho, pero las aguas volverán a su cauce, tarde o temprano. Habrá una derecha dividida que se unirá para ganar; y habrá una izquierda dividida, a la que sus luchas internas les van a impedir unirse, también para ganar. Y más si siguen sus dirigentes con la demagogia, igual que la post verdad, que vienen a ser lo mismo, porque la gente ya los ha calado.

3.- Y aquí, en lo que los cronistas siempre llaman “nivel local”, donde la compra de casas y casoplones importa menos, me asusta el patinazo de Coalición Canaria. Sus líderes siempre dicen que este partido es una máquina muy bien engrasada, que se pone en marcha cuando se acercan las elecciones. Es mentira. Y, miren, menos ahora. Esto no es un partido sino una jaula de grillos, por no decir una casa de lenocinio. Pongo algunos ejemplos: los que están en la cárcel sin mamarse un duro, merced a controvertidas sentencias, se sienten solos; los que pueden entrar, yo creo que sin merecerlo, se sienten solos; los viejos líderes que inventaron un nacionalismo donde no lo había, se sienten solos también. Los dirigentes actuales de CC son, en general, insolidarios, desmemoriados, amorales y poco listos. Con estos condicionantes me da que el partido tiene menos futuro que el sastre de Tarzán. Así no se construye el nacionalismo moderado y respetuoso con el Estado. Así lo que se construye es un bodrio.

Es una publicación de El Diario de Tenerife.com