La confesión de Bellini

1.- En este país del esperpento, quien ha terminado por declarar como imputada ante el Tribunal Supremo es la propia jueza del caso Las Teresitas, Carla Bellini . El alto tribunal tendrá que decidir si cometió delito al ordenar que se escucharan, parece que a instancias de la policía (ay, Roldán , Roldán), ciertas conversaciones durante un encuentro sexual, vis a vis, entre un sospechoso en el caso citado y su novia, interna de Tenerife II, que ni siquiera estaba imputada. Es como aquel chiste de Chiquito que decía que un determinado abogado era tan malo, tan malo, que en los juicios siempre acababan condenando al juez. La fiscal Farnés Martínez se salvó de la imputación porque, al parecer, no participó en el despropósito. El fiscal del Supremo y el abogado de Bellini, a la que defiende Choclán , uno de los letrados que crucificó a Garzón , ironías de la vida, piden el archivo; pero el auto de admisión a trámite de la querella, presentada por uno de los afectados por las escuchas, es muy duro. Choclán, fue el letrado del cerebro del caso Gürtel, Francisco Correa , contra Garzón. Ahora está en el otro lado, es el defensor de Carla Bellini. Ay, Dios mío. En fin, que el Supremo tendrá que decidir si archiva la cosa o suspende a la magistrado a divinis, como hace la Iglesia con los curas que meten la pata. Se basa la defensa de Bellini en que las escuchas fueron determinantes para la investigación. Hay que joderse con el argumento.

2.- Hay que joderse porque, si hubieran sido tan determinantes, lo de Las Teresitas no habría acabado con el ridículo para la policía, para la Fiscalía Anticorrupción y para la propia magistrada. Cinco años colgando a los imputados el sambenito del cohecho y al final, nati. Todo quedó (sólo para algunos, para otros, nada) en una acusación de prevaricación y en otra de malversación de caudales públicos. Los abogados de los imputados dicen que no se sostienen. El Supremo también tendrá que decidir la cosa, al estar imputado un senador: Miguel Zerolo . Los juristas que conozco comentan que el caso le quedó ancho, de entrada, a la Bellini, que confió en la policía y que la policía hizo una chapuza. Esta chapuza a mí me consta, porque leí en el sumario informes que rozan el disparate, conclusiones perversas y verdades a medias que eran mentiras rotundas.

3.- Curioso sería que en el caso Las Teresitas quien acabara condenada fuera la magistrada instructora y absueltos todos los demás. No es que me alegre del mal ajeno, todo lo contrario, pero no deja de ser un esperpento. El Supremo tiene ahora la palabra, pero por las trazas del caso, la barbaridad se parece demasiado a la de Garzón. Y a Garzón le costó la carrera. Yo me reservo la opinión, porque el asunto ni me va ni me viene. Pero todo tiene un límite, señora Bellini. Se dice en el propio auto de admisión a trámite de la querella. Gane o pierda, téngalo en cuenta.

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