Funcionarios
Por Andrés Chaves
1.- En 1976 había 600.000 funcionarios en España y hoy 3.000.000. Existen en Canarias cuatro administraciones públicas: la municipal, la insular, la autonómica y la estatal. A pesar de la presunción de eficacia, un permiso de carreteras del Cabildo tarda, al menos, un año. Una licencia de obras en Arona no se concede nunca; se muere el peticionario antes de obtenerla. Una petición a la Gerencia de Urbanismo de cualquier pueblo de la isla obtiene respuesta cuando la obra se ha terminado. Una consulta a la Hacienda Autonómica puede tardar meses; no digamos un permiso de Industria. Se podría concluir, con lo que digo, que la eficacia de la administración pública brilla, pero por su ausencia, y que gastamos miles de millones de euros en dar de comer a gente que no pega golpe. El "vuelva usted mañana" del franquismo dejó tanta impronta que ni siquiera los jóvenes universitarios que acceden a puestos técnicos en esas administraciones son capaces de evitar el contagio: el país se encuentra paralizado.
2.- Alcaldes que intentan agilizar la labor tediosa y lenta de los interventores acaban ante los tribunales por dar luz y agua sin papeles a cuatro hogares desgraciados. Los funcionarios huyen como gatos al agua de las ventanillas únicas, el Corte Inglés se puebla de desayunadores eternos de todas las administraciones, desde las diez a las doce de la mañana. Los cafés duran una hora, los desayunos, dos. ¿Por qué se les permite salir a desayunar? ¿Por qué no vienen desayunados de sus casas, como ocurre en cualquier país normal? ¿Por qué no se les exige más productividad? ¿Por qué ningún Gobierno se atreve a abolir los vergonzosos "moscosos", días extras de asueto concedidos, en su día, por el ministro Moscoso , y que se han perpetuado?
3.- España no sólo sufre una crisis económica, sino también un problema estructural de su administración pública, que nadie quiere solucionar. El PSOE porque cree que hacer política social es comprar a los sindicatos y establecer menos horas laborales; la derecha, para no enemistarse con un colectivo de 3.000.000 de personas que, en realidad, son mucho más -con sus familias- que 3.000.000 de votos. Entre todos mantenemos a esta sarta de gandules (con sus honrosas excepciones) que esquilman nuestros bolsillos y descansan cuando los demás trabajamos. Deberían tener vergüenza. achaves@radioranilla.com