Estoy hasta el moño

1.- La Guardia Civil y la Policía están detrás del pistolero de Puente Llaguno, en Caracas, que no sólo disparó contra la multitud pacífica, sino que parece que caído en desgracia en el chavismo y ha pedido asilo político en España. Concretamente, ante las autoridades policiales de Tenerife. La oposición venezolana lo ha visto tomando café en la plaza de Weyler, visitando instalaciones policiales y campando por sus respetos en la isla. Está siendo seguido también por el CNI; es decir, que su presencia no ha pasado inadvertida. No queremos a esa gente aquí y si tiene que estar, que esté en la cárcel. Ignoro si existe sobre él alguna orden de detención por parte de Interpol, pero aquellas imágenes que dieron la vuelta al mundo no tienen discusión. ¿Qué hace aquí este pollo? ¿Quién lo ha enviado a Tenerife? ¿Se siente seguro en la isla? Pues ya saben las fuerzas de seguridad de quién se trata. Los venezolanos han difundido por las redes hasta los teléfonos que usa en la isla. O sea que tanto Guardia Civil como Policía como CNI conocen ya a quién tenemos como huésped no deseado. Espero que no tarden mucho en echarle el guante y, si tiene causas internacionales pendientes, que lo detengan. Y, si no, que lo devuelvan a su país, que gente como esta sobra aquí. Ya tenemos algunos delincuentes parecidos para que incrementemos la nómina de golfos extranjeros que se refugian en Tenerife. Y el que avisa no es traidor. La colonia venezolana está realmente asustada por la presencia aquí de este personaje. Las imágenes que protagonizó son espeluznantes y en su día se le conoció como “el pistolero de Puente Llaguno”, en los días más sangrientos de la dictadura de Chávez/Maduro y la represión. ¿Se ha peleado con el chavismo, acaso? ¿Qué hace aquí este sinvergüenza? ¿A ver si resulta que era miembro de esas agencias raras que andan por el mundo? Ojo.

2.- De la machangada entre reinas, ni les hablo. Vaya manera de hacer el ridículo de la nieta del taxista de Málaga. Eso no lo arregla ya ante la opinión pública ni el médico chino, por mucho que ahora la nuera plebeya le abra la puerta del coche a la suegra de sangre real. El pueblo español es de todo menos bobo y estos malos ejemplos no se deberían dar. Si se llevan mal, que no coincidan en actos públicos, pero todo antes de echar tierra sobre la monarquía, que bastante tiene ya. El pobre rey mucho tiene con lo de Cataluña para que su mujer le dé más disgustos. Y el pobre rey emérito –lo de pobre es una manera de hablar— bastante tiene con sus piernas para que encima le vengan con mandangas. Letizia, si quiere seguir siendo reina, deberá aceptar las reglas de la monarquía. Y si es republicana, que se apunte a Ezquerra, pero que no dé esos espectáculos lamentables.

3.- Puigdemont, libre como un pájaro, pasea por Berlín, pero quiere volver a Bélgica. Buena entrevista del tal Évole a Felipe González, en La Sexta, anoche. No es que el ex presidente se mojara mucho, pero dijo cosas interesantes y dio una lección de estadista, sobre todo al inútil del jefe de su propio partido, Pedro Sánchez, más corto que una cerilla. Ojalá estuviera Felipe rigiendo el PSOE ahora. Dijo que él habría aplicado el artículo 155 mucho antes, que es partidario de que los que esperan juicio lo esperen en su casa, puso como un zapato a Puigdemont y recibió un cariñoso whats app de Junqueras desde la cárcel, pidiendo hablar con él. Felipe es un tipo de Estado, al que en su día machacaron mucho con los GAL y con toda aquella puñeta de la corrupción en su partido. Pero cumplió con brillantez una etapa política crucial para la historia de la España contemporánea. Cada vez que habla dice cosas muy sensatas. Y pide diálogo con los catalanes, aunque se pregunta: ¿Pero con quiénes, quiénes son ahora los interlocutores? Pues no lo sé, ni él tampoco. Vamos a ver dónde desemboca todo este culebrón que a mí me tiene hasta las pelotas. ¿Y a ustedes?

Es una publicación de El Diario de Tenerife.com