El fraude de la sanidad

1.- Seguramente a mí no me toca porque yo ya estoy muerto, pero ¿qué será de las nuevas generaciones de canarios que tenga que acudir a un centro público sanitario? El espectáculo que he observado en un video grabado en los pasillos de La Candelaria, hospital universitario, no tiene nada que envidiar al caótico de un centro asistencial de Ruanda o de Caracas. Enfermos sin intimidad, sin asistencia adecuada, arrinconados en los pasillos esperando una cama de planta. Es terrible. Familiares que no pueden entrar a consolarlos, gente sola, quizá muriéndose, triste y aterrorizada ante su propio infortunio, sin un mal consuelo. Enfermos mal atendidos, abandonados, gente mayor y gente demasiado joven, que no merece este trato. Mientras, cuatro sinvergüenzas que nos gobiernan discuten sobre el sexo de los ángeles, metidos en sus grandes sueldos y con sus tarjetas sanitarias privadas que no les permiten sufrir lo que sufren los ciudadanos que los han votado. Conciertos abusivos con la sanidad privada, graves carencias en la pública. Médicos que no se dan cuenta de nada, porque están acostumbrados a ver cada día el sufrimiento ajeno y se resignan, no protestan, se conforman con lo que hay. ¿Qué es lo que nos está pasando? ¿Hasta dónde llega la deshumanización, la distancia, la indiferencia y el olvido hacia los demás? Se ignora y desprecia la intimidad, se paran las obras en los hospitales comarcales, convertidos indebidamente en geriátricos, se gastan y despilfarran millones de euros en gilipolladas o en engordar bolsillos privados. ¿Qué nos está pasando? ¿Por qué se ha perdido el respeto por la gente, a la que se abandona en los pasillos, como yo he visto en ese video terrible? Yo creo que quienes nos gobiernan son unos incompetentes redomados, que no deberían estar ahí. Una autonomía que no es capaz de manejar con solvencia el problema sanitario debería, si es honrada, devolver las competencias al Estado. O dotar a los cabildos de fondos para que se ocupen de la sanidad pública. Pero todo menos esto que estoy viendo y que mucha gente comenta, pero que nadie se lo toma en serio.

2.- 18.000 personas en listas de espera, enfermos que se mueren antes de ser atendidos en sus citas a largo plazo, condenas de los tribunales a la sanidad pública por mala praxis. Todo esto lo estamos viviendo cada día. Y no pasa nada. Y la sanidad privada, que yo respeto y que tiene que existir, debe ser para los que pueden pagar sus seguros y para los que tienen recursos para soportarla, pero la pública no debe bajar un ápice la dignidad del enfermo, que debe ser tratado con respecto y no abandonado en un pasillo. Si existe una epidemia de gripe A, como la que se produce en este momento en Canarias, que se abran las plantas de los grandes hospitales que están cerradas y que se contrate personal, que hay un montón de médicos y sanitarios en paro. Y que no se gaste más dinero en tonterías y se engorde y se administre bien el presupuesto sanitario. Que ya está bien de jugar con la salud de las personas. Teníamos una sanidad pública modélica y estamos a la cola de España. ¿Por qué? Tiene que haber culpables agazapados en los gobiernos autónomos que hemos padecido.

3.- Se trata de un monumental fraude que no hay fiscal que le meta mano. Porque los fiscales van a lo fácil o a lo equivocado en muchas ocasiones. El verdadero problema no se denuncia aquí, por su complejidad. Que metan a un par de fiscales en medio de una epidemia de gripe A, con sus batas y sus mascarillas, para que vean dónde están los enfermos, en los pasillos de urgencias, amazacotados, hacinados, abandonados, sin cariño. Hemos perdido la humanidad y hemos perdido la decencia. Y esas no son carencias que terminen en los juzgados.