El Estado del bienestar
Todos tenemos que agradecer a la oprobiosa la Seguridad Social universal de la que disfrutamos; y algunos que los sindicatos se nutran de las arcas públicas (de nuestro dinero) y no de las cuotas de sus afiliados; y a la democracia tenemos que “agradecer”, esta vez entre comillas, los generosos sueldos de muchos políticos y de empleados de empresas del Estado. Digan lo que digan, estamos ante el régimen fiscal más abusón de Europa, cercano al de Suecia. Lo que ocurre es que aquí se maman el pastel entre unos cuantos o se invierte mal y en Suecia ves lo que pagas y lo disfrutas. Un trabajador que gana 2.000 euros al mes, brutos, le cuesta al empresario más de 510 euros de Seguridad Social. Un auténtico disparate. Y al trabajador le descuentan 166 euros de impuesto sobre la renta, 70 euros de contingencias comunes (extraño laberinto) y unos 25 de formación y desempleo (que nadie sabe un carajo lo que es). Luego está la hipoteca, que tiene sus impuestos; el IBI, absurdo y posiblemente ilegal gravamen de una casa que es tuya, no del Ayuntamiento; el brutal impuesto sobre la gasolina, que triplica el precio en origen; el impuesto sobre el suministro de agua y sobre el suministro de energía eléctrica; el impuesto sobre circulación de vehículos. Si te compras un coche, pagas otro impuesto; si vas a comer fuera pagas el IGIC; si compras una botella de whisky pagas la tasa de alcoholes; si coges un avión pagas impuestos sobre el precio del billete; y el tren. Y si sufres un incendio en tu casa y tienes que llamar a los bomberos, también pagas; si tu alarma suena y acude la Policía tienes multa, si resultara una falsa alarma. Si te quedas atrapado en un ascensor pagas el rescate. ¿Qué está pasando en España? ¿Es este el Estado del bienestar? No, esto es una mierda.
Publicado en Diario de Avisos