Del acontecer

Por Andrés Chaves

1.- Cuántas veces pensé, de aprendiz de periodista, que este título contenía todos los tópicos y toda la cursilería de los principios del siglo XX. "Del acontecer" era como no decir nada, como una página en blanco del inexistente periodismo de cada día. Hoy se me ocurrió traerlo aquí. Como un homenaje al tedio, al nada que hacer. Pero siempre tiene uno cosas que contar. Por ejemplo, la mejoría de mi dilecto amigo Carlos Acosta , inmenso escritor de prosa y poesía, que ha superado un achaque según me cuenta su amiga -y la mía- Inmaculada , desde Garachico. También las ganas de luchar por su pueblo de Lola Padrón (a la que yo califiqué un día, de manera injusta, como la peor alcaldesa del mundo), quien sostiene que no teme una moción de censura y que estará trabajando hasta el último día. Lola pretende una legislatura amable, pero eficaz. Le va a ser difícil levantar el Puerto de la Cruz y ojalá lo consiga. Hablando de otra cosa, pasé el otro día por la casa de Lorenzo Dorta en La Montañeta y la vi completamente restaurada, tras el último incendio. Enhorabuena. Esa casa tiene ya dentro una cama de caoba, regalo de mis padres, con dosel, que yo entregué a Lorenzo como homenaje a su tesón y a su valentía.

2.- ¿Cómo no va a querer la gente a Richi Melchior ? El presidente del Cabildo está en todas partes. El pasado domingo lo saludé, en el Puertito -algunos le dicen Muertito, por razones obvias-, en el bautizo de la preciosa nieta de Tita Díaz , su consejera de Carreteras. Tita está recuperada de su dolencia, sonriente y muy feliz con su primera nieta. ¿Por qué la Autoridad Portuaria no restaura la casa de los prácticos, un edificio muy bonito y que debería ser otro de los símbolos -junto a la Farola del Mar- del puerto de Santa Cruz? ¿Y no se le podía dar categoría de espacio cultural a la vieja estación del jet-foil?

3.- Quieren derribar los monumentos a Franco . A mí eso ya no me deja ni frío ni caliente, pero me parece que enredar con la historia es también enredar la historia. El de la Rambla lo vi inaugurar, con Juan Pablos Abril de poncio. Estudiaba yo en los Agustinos, en el Puerto, y nos trajeron para asistir a aquel acto. Todo el mundo dio dinero para ese monumento y se publicaban las listas de contribuyentes en los periódicos; ahí están las hemerotecas, en los mismos tiempos en que era habitual ver en las ediciones de cada día un titular amable, exento de todo contenido periodístico, que rezaba como el de hoy: "Del acontecer".

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