¿Cuánto tiene el otro que robar para yo ganar por mayoría absoluta?

1.- A la vista de lo que ha pasado en Andalucía, uno se pregunta cuánto tiene que robar el partido que ha estado en el poder tantos años para que los ciudadanos cambien el voto, de manera que puedan entrar unos nuevos cuya honradez se le suponga. Lo cierto es que Javier Arenas y el PP ganaron en Andalucía, pero es altamente probable que no gobiernen. Con lo cual se quedarán en la calle y sin llavín y volverán al poder, o, mejor, no lo abandonarán, los corruptos, con la inestimable colaboración de la "otra" izquierda, prima hermana de la socialista. Dios mío, ¿pero esto no va a terminar nunca? Lo bueno de lo de Andalucía es que Rajoy ya tiene las manos libres para pisar el acelerador de las reformas. La siguiente tiene que ser quitarles todas las subvenciones a los sindicatos y a la patronal. Todas. Que si quieren seguir existiendo, que se lo paguen; ni más ni menos que como hacemos todos. Que se nutran de sus afiliados. Ni un duro público para nadie que defienda intereses privados. ¿Es que se lo quieren quitar a la Iglesia y seguir dándoselos a todos éstos? Vamos, hombre.

2.- Arenas ganó, pero no gobernará. Puede hasta repetir Griñán en la presidencia de Andalucía. Y es que, de esta vez, a ver si aprenden que las elecciones no se ganan en los juzgados. Las elecciones se ganan en las urnas. En los últimos días todos hablaban de lo corrupto que era el PSOE andaluz. Bueno, pues corruptos o no corruptos, perdieron nueve escaños. Tres se fueron al PP y los otros seis a Izquierda Unida. Si querían castigar al PSOE, esos electores van a tener PSOE hasta en la sopa. Porque éstos no aceptan tan claramente la derrota. Es más, ya están hablando de éxito, con la más rancia demagogia que despliegan habitualmente.

3.- Los sociatas, en sus estertores, volvieron a ganar en Asturias. Cambiar de ideología es complicado. Cascos podría gobernar con el PP, pero con Cascos nunca se sabe. Desde luego, su aventurilla electoral le ha costado tres escaños, probablemente de gente que se fue a la playa, porque hacía buen tiempo, hacía solito. Yo creo que en Asturias el pacto está hecho. Y en Andalucía también. En la noche del domingo todos ganaron. Como debe ser. Como dicen los más exigentes manuales de engaño al pueblo que representan. Una cosa les quiero repetir: las elecciones no se ganan en los juzgados. Ni siquiera la escandalera andaluza varió demasiado el panorama electoral en aquella comunidad autónoma. Los juzgados están demasiado colapsados para que una larga cuita política desestabilice la opinión de los votantes, a partir de la actuación de los jueces. Ni mamándose a espuertas el dinero público. Ni practicando el nepotismo. Ni comprando droga con el dinero del contribuyente. Nada, ningún escándalo es capaz, en este país de Rinconete y Cortadillo, de alterar el inexorable designio del pueblo. Porque nos hemos vuelto todos un poco locos. Ganar, pero no gobernar. ¿Qué pasa en Canarias sino esto? ¿Por qué el PP no gobierna en Santa Cruz y en Canarias, donde ganó las elecciones? Son, desocupados lectores, los designios de la política. Ganar para nada. Para no gobernar.

Y repito mi máxima: los juzgados no son ni están para jugar a la política. Las cuitas judiciales van por un lado; los votos, por el otro. Lo digo para que lo tengan en cuenta. De una puñetera vez.

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