Ay Fidel, quién te ha visto y quién te ve

1.- El sátrapa cubano que se ha pasado por la piedra a miles de opositores en su vida de dictador, que ha negado las libertades a su pueblo y que animaba al Che Guevara a cargarse, vía balas de fusil, a todos los disidentes habidos y por haber, se ha refugiado en la meditación trascendental. Y ha pedido a Benedicto XVI que haga santos a la madre Teresa de Calcuta y a Juan Pablo II , su amigo. Hasta el padre Lombardi , portavoz vaticano, lo disculpa: "Es que como ya no gobierna tiene más tiempo para pensar". Y añade que Fidel quiere hallar respuestas -a buenas horas- a lo que la ciencia no le puede contar. Más le vale al papa Benedicto a rezar por él, que lo recibió vestido de penitente -¿o aquel atuendo era un horroroso chándal negro de jubileta que no se lo salta el Imserso?-. Ni el pobre fray Justo Pérez de Urbel, el abad mitrado de Cuelgamuros, daba una pinta tan severa de monje recogido como el barbado dictador, reconvertido ahora en ecologista universal y en consultor de pontífices. Cómo cambian los tiempos, señores.

2.- También ha pedido Fidel al papa Ratzinger que le mande un libro que le ayude a encontrar esas respuestas; y que le explicara los cambios en la liturgia de la Iglesia, para que él pueda entenderlos. Y todo eso en media hora. Debe de ser que el papa le habló deprisa porque si no es imposible que le diera tiempo, con el "nos" para arriba y el "nos" para abajo. Por cierto que, durante una de las celebraciones pontificias, un individuo medio loco burló el cordón de seguridad, al grito de "¡Abajo el comunismo!", y fue detenido por la policía, que le pegó más de un centenar de hostias -bueno, obleas- y se lo llevó a la mazmorra, desde donde tardará en volver a ver la luz.

3.- Un ataque de piedad se ha apoderado de los Castro porque Raúl , que es quien fusila ahora, le rindió tremenda reverencia al pontífice a su llegada al aeropuerto "José Martí" . El cabezazo no pasó desapercibido a los fotógrafos, que lo captaron con sus cámaras. Ni siquiera el comunismo ha podido con las raíces católicas de los cubanos, laxos de moral, eso sí; pero es que desde los tiempos de España esa laxitud existía. El calor, el trópico, la vegetación, el tabaco, las malas costumbres. Como decía un amigo mío, una degeneración cojonuda. La visita del papa ha sido, parece, un éxito diplomático para la Iglesia, que ha captado de nuevo al régimen, como ya hizo Juan Pablo II. Ahora hay que esperar a los chistes. Como aquel de los cubanos que estaban pintando en una pared: "Muera F...", cuando fueron sorprendidos por una patrulla. "¿Qué pasa aquí, caballeros?", preguntaron los agentes, "¿qué es eso que tú estás pintando, muera quién? A lo que uno de los disidentes respondió: "Chico, menos mal que llegaron, ¿se escribe Clinton o Flinton ?

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