1963
Por Andrés Chaves
1.- 1963 fue un año un tanto especial para Tenerife. Sin que nadie los conociera, porque en España no eran aún famosos, Paul Mc Cartney , George Harrison y Ringo Starr , tres de los componentes de The Beatles, pasaron una temporada en el Puerto de la Cruz. Se alojaron en la casa que los padres de Klaus Voormann , su manager de entonces y de tantos años, tenían en la Isla. En el libro que los tres escribieron sobre sí mismos cuentan su estancia en la Isla y los efectos que el sol causó en sus cuerpos. Hay varios testimonios gráficos de esta visita, alguno en el muelle pesquero portuense, otro en el Lido San Telmo y otro en El Portillo de la Villa, hasta donde subieron en un precioso Austin Healey Sprite, propiedad de Voormann. ¿Quieren la matrícula, por si alguien pudiera recuperarlo?: GC 14112. Antonio Ascanio Monteverde tuvo uno exactamente igual.
2.- Se conocen algunos detalles más de esta estancia, que están siendo recogidos en un libro por un autor tinerfeño. De las quemaduras que el sol produjo a Ringo y a George Harrison los curó el doctor Celestino Cobiella Zaera en su consulta de la calle Blanco. Lo afirman varios testigos; después de aplicarles una pomada antiséptica y un compuesto para paliar los efectos de las quemaduras, los dos beatles salieron muy mejorados. En la casa que se alojaron no había luz y los tres músicos llegaron a tocar las guitarras y la batería en un pub que existía en la antigua calle del Sol, ahora y entonces Doctor Ingram. Eran los primeros años del boom turístico del Puerto de la Cruz, que empezó en 1958 con la urbanización de los Llanos de Martiánez.
3.- Alguno de los miembros de The Beatles que visitaban el Puerto -no sé exactamente cuál de ellos- estuvo a punto de tener un serio percance en la playa de Martiánez, cuando el mar lo arrastró hacia la Laja de la Sal, bajo el acantilado de La Paz. En una zona de Martiánez -La Barranquera- se forma una peligrosa corriente que se hace mortal cuando te empeñas en luchar contra ella. Hay que dejarse arrastrar hasta que lleguen las ayudas e, indefectiblemente, el mar te lleva hacia los riscos de La Laja de la Sal, donde no tiene por qué pasar nada, ya que se puede salir por ellos. Yo mismo he pasado por ese trance, sin peligro alguno. Era 1963. Es bueno recordar esta estancia, que se añade a la de otros tantos famosos que visitaban el Puerto de la Cruz cuando el Puerto era el Puerto. ¿Lo volverá a ser?
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