Juan Antonio Saavedra, profesor de los talleres de verano

“La ecología humana serviría para ayudar a la Reserva de la Biosfera”

Juan Antonio Saavedra y Dolores Hernández imparten un taller de "Introducción a la Ecología Humana" que se enmarca dentro de las actividades de la Universidad de Verano

“La ecología humana serviría para ayudar a la Reserva de la Biosfera”. Así de claro muestra a Crónicas su postura el presidente de la Fundación Ecología Humana en España, Juan Antonio Saavedra.

El psicólogo y profesor de Habilidades Directivas y Recursos Humanos de la Universidad de Las Palmas entiende que Lanzarote se destaca por el cuidado del medio ambiente y piensa que sería maravilloso que esta disciplina fuera una ayuda más en la línea de trabajar para que “en la Isla sea cada vez más agradable vivir y que siga teniendo ese gancho y esa atracción que le caracteriza”. Juan Antonio Hernández se encuentra en la Isla impartiendo un taller junto a Dolores Hernández, directora educativa de la Fundación y profesora de instituto en Gran Canaria.

El taller que imparten, “Introducción a la Ecología Humana” se encuentra incluido en las actividades que realiza este año la Universidad de Verano y está encaminado tanto a ayudar a los ejecutivos a “desarrollar al máximo su poder” como a personas que simplemente persiguen “vivir bien”. Las metodología utilizada por la Escuela de Ecología Humana se puede ver en la página web de la Fundación, www.ecologiahumana.net; en ella se muestran, a través de un modelo propio, las claves para lograr el éxito tanto en los aspectos individuales como de grupo. La siguiente entrevista se realizó al alimón con ambos profesores.

-¿Cómo se encuentran en Lanzarote?

-J.A.S: No es la primera vez que vengo. Hay mucha más gente de fuera que hace unos años, suponemos que eso debe tener unos cambios adecuados para facilitar una integración sin que las diferencias sean sólo obstáculos. Las diferencias deben ser vistas como recursos que nos enriquecen. Mucha gente habla de Lanzarote como un contexto ideal para vivir desde el punto de vista del territorio y del cuidado ecológico del entorno material .Lanzarote, históricamente se destaca por el cuidado del medio ambiente y la Reserva de la Biosfera y sería maravilloso que la ecología humana fuera una ayuda más en esta línea de trabajar para que Lanzarote como isla sea cada vez más agradable para poder vivir en ella y que siga teniendo ese gancho y esa atracción que tiene. Cuando voy a La Península, la gente que ha venido se extiende en elogios y en lo bien que se lo han pasado aquí y que les encantaría poder vivir aquí. Nuestro deseo es que la gente vea que la ecología humana está para ayudar a todo ese movimiento ecológico amplio que hay en Lanzarote. Nos gustaría conectar con toda esa gente y que vean lo que proponemos y que lo apliquen para poder vivir bien

-D.H: habrá que buscar políticas sociales de integración, pero que yo me alegro de ver una Lanzarote muy bonita y con mucha vida.

-¿Qué es eso de la Ecología Humana?

-J.A.S: Es una tecnología educativa que creó el psiquiatra Juan José Tapias a mediados de la década de los 80. Yo lo conocí en 1996 en un congreso internacional de Ecología Humana en Puerto Rico ya que siempre me había interesado. Nada más escuchar en Puerto Rico su enfoque acerca de la importancia de poner el Hacer y el Tener al servicio del Ser, me di cuenta de que había toda una teoría científica que me podía ayudar a mí a seguir trabajando. Juan José Tapias me pidió que colaborase con él para poder difundir en España su escuela. Me nombró presidente de la Fundación Ecología Humana Internacional, dirigida por él, y en el año 1997 se vino a Las Palmas para formar a la gente que ha querido entrenarse, función que luego seguiría realizando. La aceptación de nuestros cursos es bastante alta y viene gente muy diferente, no sólo profesionales, sino gente a la que le interesa vivir bien y deciden venir. Hemos llegado a tener cursos con más de 400 personas. Es una especie de integración de muchas técnicas, muchos conocimientos, muchos recursos, que a lo largo de la historia se han inventado tanto a nivel científico como no científico y todo eso lo integramos dentro de lo que es la tecnología de la Ecología Humana para ponerlo al servicio de que la gente viva no como simples autómatas que hacemos cosas para tener cosas, olvidándonos de que somos seres humanos. Es una propuesta que pretende ayudarnos a pasar de una cultura del yo, que hace que nos dediquemos a hacer cosas sin saber muy bien el sentido que tienen todas esas cosas. Se trata de descubrir que a la vida que tenemos hay que darle sentido y esto tienen que ver con las necesidades que tenemos como seres humanos. Hay muchas aportaciones de teorías psicológicas, desde el psicoanálisis hasta el conductismo hasta aportaciones de la cultura zen. No es tanto dar una teoría como conceptos- instrumentos que al ser aplicados la calidad de vida mejora.

-¿Cómo se ha acogido el curso en la Isla?

-D.H: La gente que está viniendo está contenta ya que encuentran herramientas, encuentran que es interesante, están motivados, nos han dicho que desean que se haga pronto el día siguiente para ver qué más cosas les vamos a aportar, están muy participativos y se encuentran con gancho y con ganas.

-¿Coincidencias y diferencias entre Ecología Humana y Ecología Social?

-J.A.S: ecología humana significa ecología del ser humano. Dentro de las distintas ciencias que hay cuando se habla de ecología humana generalmente se le da un enfoque biologicista o sociológico. No es un trabajo social, no es un trabajo colectivo, es un trabajo que cada uno lo puede hacer en la medida en que quiere aplicar esta tecnología y que contribuye a que él cuide su territorio, su entorno más inmediato y vertical, que es el de las cosas intangibles. Cuando cuidamos ese tipo de cosas estamos cuidando ese metro cúbico de cada uno y eso es que lo que contribuiría a que la sociedad viva mejor.

Creemos en una educación que facilita contextos donde cada uno pueda descubrir cuales son los comportamientos adecuados que debe tener como ser humano precisamente para “supervivir”, ya que no sólo pretendemos sobrevivir, sino vivir super. En este sentido, el deber de respetar el medio ambiente es un descubrimiento “intrapersonal” de cada uno que nosotros relacionamos con la ética, que no es otra cosa que hacer las cosas que nos dan satisfacción como seres humanos y evitar cualquier cosa que pueda dañar nuestro contexto natural y material.

-D.H: Son dos propuestas distintas que se pueden fusionar, es decir, nuestra propuesta es educativa y está dirigida a mejorar la calidad de vida de los seres humanos, como los eologistas medioambientales quieren mejorar el medioambiente. Eso no está en contra del cuidado medioambiental. Lo que proponemos es que el cuidado medioambiental mejoraría si los seres humanos tuviéramos una calidad de vida donde nosotros nos cuidáramos primero.

-¿Cuáles serían las diferencias entre la psicología de un isleño y un peninsular o continental en cuanto a su interacción con el medioambiente, y, a su vez, cuáles son las principales diferencias en este sentido entre los diferentes habitantes de las islas?

- J.A.S: En cada isla hay una diferencia cultural que hace que la personalidad del “conejero” o del majorero o del grancanario o del “chicharrero” tengan algunos matices que conviene diferenciar. Yo noto que hay diferencias, porque recuerdo haber venido aquí a hacer selección de personal y cuando hacía preguntas abiertas a la gente aquí en Lanzarote me contestaban más con monosílabos y les costaba más contestar que en Gran Canaria o Tenerife. Esto quiere decir que cuanto más pequeño es un entorno donde uno se desenvuelve se corre más riesgo de ser cerrado en las relaciones y que nos cueste más abrirnos a las diferencias. Pero esto es una cosa muy general que puede ocurrir aquí en Lanzarote y en otros sitios. No importa si vivimos en Lanzarote o en cualquiera de las islas, creo que lo que importa es que nos demos cuenta que en cualquier isla hay una coincidencia de base en todo. La primera coincidencia es el hecho de ser canario pero lo más importante no es esto sino que las diferencias de cualquier tipo, sean psicológicas, económicas, culturales o religiosas no deben dar lugar obligatoriamente a fuentes de conflicto sino que son medios y recursos que tenemos para ponerlos al servicio de las coincidencias, que son muchas más que las diferencias y que tienen que ver con que somos seres humanos. En la Escuela de Ecología Humana, la cultura organizativa la concretamos en una misión que tiene que ver justamente con esta pregunta, la misión es crear puentes de coincidencia donde hay barrancos y laderas de diferencias. En este aspecto, más que resaltar las diferencias lo que nos conviene es que pertenecemos a la misma especie y en un mundo globalizado y en una sociedad de la información el problema no es tanto el que haya una información sino el uso que hacemos de ella y el que no haya manipulación de la información a través de mentiras y engaños. Nos interesa poner de relieve en que hay muchas más cosas en que coincidimos como seres humanos que las que tenemos en cuenta y por eso precisamente cuando nos quedamos sólo en las diferencias nos quedamos sólo en los conflictos.

-¿Qué son las herramientas psicológicas y emocionales?

-D.H: A través del entrenamiento que hacemos en la escuela de lo que se trata es que las personas que asisten a los talleres, a los cursos, encuentren la tecnología suficiente como para cambiar cualquier contexto. El no saber manejar una emoción, si es adecuada o inadecuada, si es verdadera o falsa, nos puede traer conflictos. Una persona que sepa manejar sus emociones de una manera adecuada responderá al medio de una manera distinta que una persona que ni siquiera sabe lo que siente. Las emociones se sienten pero también se educan ya que la Ecología Humana es un proceso educativo, no es una terapia ni un componente médico. Si alguien tiene ciertas enfermedades nosotros trabajamos lo psicológico, colaborando con la medicina tradicional, pero en realidad lo que nosotros trabajamos es un proceso educativo. Todo lo que sean conductas se pueden educar y las emociones son conductas. Tú piensas, sientes, dices y haces y todo eso se puede cambiar, de manera que una persona que vaya a nuestra escuela de una manera continuada y hace un entrenamiento serio puede cambiar su modelo y su contexto del entorno. El cuidado de lo que somos como seres humanos es el trabajo previo de la ecología ambiental.

-¿En ese sentido, como se podría reconducir a una persona que, por ejemplo, tiene un serio problema de estrés?

-J.A.S: Aquí hay un problema de base que está influyendo en todos los problemas que tenemos de salud, stress y comunicación o no comunicación en nuestras relaciones. La educación actual lo que busca es darnos una serie de conocimientos, habilidades, comportamientos y emociones que en vez de estar al servicio de lo que somos como seres humanos, está al servicio de unos determinados roles que debemos desempeñar en esta sociedad, que muchas veces no están al servicio nuestro, son cosas aprendidas.

La educación actual lo que hace es identificar unos comportamientos con una mente y, tras todo el proceso educativo, creemos que somos de una forma determinada, que tenemos una personalidad determinada. Nos identificamos tanto que creemos que es difícil cambiarlo, con lo cual lo que hacemos es repetir una serie de patrones de comportamiento que aprendemos antes de los 8 años, están ahí programados y, después los seguimos repitiendo añadiéndole más cosas. En este taller ayudamos a las personas a que se den cuenta de que nosotros tenemos un cuerpo y una mente, pero igual que si yo tengo un accidente y me cortan una mano me llamarán manco pero yo seguiré siendo Juan Antonio, el cuerpo siempre va a estar cambiando y el cuerpo no es lo que soy sino algo que yo tengo.

-Ha escrito un libro que aborda este tema, “El corazón tiene razón”. ¿Qué tiene que ver con el curso?

-D.H: Cada quince días publicábamos un artículo en el Canarias 7 sobre cosas que se nos ocurrían a Juan Antonio y a mí. Poco a poco fuimos creando el contenido del libro. Casi todos los artículos fueron sacados de la experiencia de las personas que han pasado por los entrenamientos, encuentros o talleres. Está dividido en tres partes, uno se refiere a la inteligencia emocional, otro está relacionado con la comunicación y las relaciones sociales, la educación y la empresa y las relaciones de trabajo.

-J.A.S: son experiencias cotidianas que cualquier persona vive. Hay catedráticos de universidad que vienen a nuestros cursos y después viene gente que no tiene ni el graduado escolar porque lo que ofrecemos son experiencias que cualquier ser humano puede tener.