La ignorancia, el paso previo a la felicidad

El pasado jueves llegué por la noche cansado a casa y me tumbé un rato en el sillón a ver la televisión, más que nada porque soy de las personas que creen que la caja tonta es un bálsamo que sirve entre otras muchas cosas para relajar la mente, para adormecer las neuronas y permitir que la cabeza descanse. Como casi nunca hay nada que me guste, y menos de noche, decidí probar suerte con el programa de Buenafuente, ese proyecto extrañamente consolidado -la calidad rara vez va unida a la audiencia- que lanzó el año pasado Antena 3 para intentar desbancar al perdido Sardá, quien hizo una para algunos "digna retirada" antes de que a mi juicio le retirasen. Me encantó la entrevista que le hizo al jugón Andrés Montes, aunque el singular comentarista de La Sexta estuviera bastante más soso de lo habitual. Debía ser por la hora. No me imagino por cierto a este hombre al lado de Gasol. Debía ser un espectáculo, el verdadero punto y la i.

Pero no es la entrevista que más me ha gustado, ni la que más recuerdo. La que más recuerdo es otra, de hace unos meses. Buenafuente, que es un tipo simpático que cae bien tanto a las madres como a los hijos, a los maridos y a las suegras, que ya es difícil siendo además catalán, mantuvo una entrevista apoteósica con El Sevilla, el cantante de Los Mojinos Escozíos. Este original personaje, un filósofo de la urbe sin lengua de trapo, con barriga cervecera y con infinitas ganas de cachondeo, dijo algo que me llamó poderosamente la atención: “Cada día que pasa me doy cuenta de que cuanto más ignorante es uno más se acerca a la felicidad completa”. Toma frase para venir de alguien que se viste siempre con chándal y que va con camisetas ajustadas prestadas muy probablemente por su vecino de cinco años del cuarto derecha.

Lo que dijo entonces El Sevilla es una verdad como un templo. Lo malo es que la ignorancia es un terreno vedado para un periodista, que normalmente tiene que estar enterado de todo lo que se cuece en este mundo creado a la imagen y semejanza de los poquitos que mandan.

No estaría de más que de vez en cuando uno se pudiera permitir el lujo de ser un poco más ignorante de lo que es, porque así nos podríamos evitar el conocimiento de muchas cosas que conocemos y que nos habría gustado no conocer.

Qué gusto daría levantarse por la mañana todos los días pensando que la vida es maravillosa, que no existen, por poner algún ejemplo que espero que nadie interprete de forma equivocada, políticos corruptos, que no existen políticos capaces de enfrascarse en carajeras interminables cuyo objetivo final no es ni más ni menos que el tristemente famoso ya “quítate tú para ponerme yo”.

Estoy de acuerdo con El Sevilla, porque la felicidad es inversamente proporcional a lo que uno sabe del mundo que le rodea. ¿O me va a decir alguien que ver el telediario todos los días, saber que ha muerto otra mujer a manos de su marido, que se han cargado una mezquita en Irak con cientos de ciudadanos dentro o que George W. Bush ha vuelto a ganar las elecciones en Estados Unidos le hace a uno más feliz? Creo que no. En todo caso le permitirá estar mejor informado del mundo en el que vive, pero nunca le permitirá ser más feliz.

Lástima que haya elegido la profesión equivocada, la que no me permite el lujo de ser un ignorante completo. Espero que en la próxima vida, porque uno cree en ese cuento de la reencarnación, me toque otra cosa, cualquiera que me permita ser un ignorante feliz, aunque sea una piedra.

Razones y agradecimientos: razones las que tienen todos aquellos que me han puesto a caer de un burro por defender a Marcos Páez simplemente por ser amigo; no es serio en un profesional hacer algo así, y pido disculpas, lo que no quiere decir que deje de ser amigo de Marcos Páez con o sin cargo de consejero de Pesca, con o sin tonelada de lapas. Agradecimientos a mis compañeros Moisés Rodríguez y Moisés Clavijo -Moi Deportivo- por las cervezas que nos bebimos a su costa Ricardo Jordán (hace honor a su ilustre apellido) y un servidor después de ganarles por diecinueve puntos en el último enfrentamiento baloncestístico, el cual por cierto fue vetado, no entiendo la razón, en la sección de Deportes.