El regreso a las polémicas absurdas

Marcharse de Lanzarote es bastante peligroso. Lo he escrito en muchas ocasiones, y cuanto más tiempo pasa más me reafirmo en la teoría. Cuando uno se va un mes de aquí corre el peligro de regresar y encontrarse todo patas arriba. Esta vez, y espero que sirviendo de precedente, la cosa ha sido bastante más ligera que en años anteriores. Vamos, que he vuelto de vacaciones y me he encontrado a los mismos alcaldes que dejé, a la misma presidenta del Cabildo, a los mismos concejales y consejeros y a los mismos asuntos que durante todo el verano nos tuvieron entretenidos a los que nos dedicamos a descifrar la actualidad del día para resumírsela a los ciudadanos. Que si el Plan General de Arrecife, que si los problemas internos de los socialistas, que si las disputas entre el grupo de gobierno y la oposición del Cabildo, que si el problema de la uva...

Otro día contaré cómo me han ido las vacaciones. Sobre todo por las cosas que he visto fuera de aquí -de vez en cuando hay que salir de la Isla para darse cuenta de las muchas injusticias que se cometen con los que vivimos en esta parte del globo y para entender que tenemos que seguir trabajando con ahínco para conseguir las muchas cosas que todavía no tenemos-, porque imagino que a nadie le interesará si me he mojado los pinreles en alguna playa exótica del Caribe o si me ha dado por comer chorizo criollo en el Pirineo Aragonés.

Tengo muy pocas nociones de la actualidad informativa del momento. Poquísimas. Cuando me voy de vacaciones, me voy, desconecto. Así me pasa, que en los primeros días de trabajo me las veo y me las deseo para enterarme de algo de lo que ocurre. Eso sí, de lo que no me libro es de las polémicas absurdas y estériles, como no se libra nadie. En España (Estado español para los nacionalistas) tenemos unas cuantas. Está la de la consulta que quiere hacer el Partido Nacionalista Vasco (PNV) a los habitantes de Euskadi para determinar si son mayoría los que quieren la independencia o no. Una memez como la copa de un pino, inspirada únicamente por los problemas internos de la formación nacionalista vasca y por sus deseos de conseguir en las elecciones generales que están a la vuelta de la esquina recuperar parte de los votos que perdieron en las locales y autonómicas. Nada más, y nada menos. Ibarretxe y compañía saben que su apuesta tiene el mismo futuro que un dulce en la puerta de una escuela. Por eso se marchó Imaz, porque le parecía una estupidez intentar recuperar votos en el País Vasco a costa de volver a centrar el rechazo de la mayoría de los españoles y ser el hazmerreír de media Europa.

Pero para absurda absurda la polémica de este jueves, la del vídeo de las Juventudes Socialistas sobre la aplicación de la nueva asignatura de Educación para la Ciudadanía. Si no lo has visto, te cuento que no es más que una parodia de la juventud de hoy en día, representada por un pijo estúpido y una lista todavía más estúpida. Como escuché a mi admirada Victoria Prego en los desayunos de Televisión Española, un vídeo carente de imaginación y bastante simple, en el que se vuelve a utilizar el formato del manoseado concurso Pasapalabra para hacer la gracia de turno. Muy poco original y a mi juicio con muy poquita gracia. Se supone que el pijo con el cocodrilo de Lacoste más grande que el cerebro es un representante del Partido Popular (PP) y la lista empollona del Partido Socialista (PSOE). Y se supone porque en ningún momento se identifica al chico con esta formación. Únicamente se intuye por las pintas y porque le preguntan por un pacifista de prestigio que empieza por G y responde que es “G”ose María Aznar.

Lo más insólito no es lo del vídeo, que a mi juicio hace un flaco favor a la defensa de la aplicación de la dichosa asignatura. Lo más insólito es que el PP, en un nuevo ejercicio de torpeza absoluta, haya respondido a las posibles alusiones que se puedan desprender del mismo. Una vez más la equivocada dirección de los populares cayó en la trampa, y se dio de bruces con el quien se pica ajos come. Como Acebes, Zaplana y compañía sigan dirigiendo este partido, el batacazo en las generales va a ser de órdago. Tiempo al tiempo.

Dicho todo esto, y para no cansarme demasiado en mi primer día de trabajo, dejo constancia de que la única polémica interesante del momento es la que protagonizan Hamilton y Alonso. Espero que sancionen al inglés aunque se enfade mi compañero y amigo Alex Salebe. Más que nada para darle algo de emoción al campeonato.