Anecdotario de campaña, la penúltima crónica
En las crónicas de campaña que estoy realizando a trompicones he sostenido y sostengo que el aburrimiento está siendo la principal seña de identidad de todo lo que se mueve alrededor de este enorme circo. Jamás había vivido una campaña tan extraña en Lanzarote. Veo pobreza, mucha pobreza. Especialmente de ideas, de contenido. Algunos, pocos, se salvan. La sensación que palpo en la calle es de absoluto desapego por lo que nos cuentan nuestros futuros representantes públicos. Vamos, a la mayoría les importa un carajo. Ya nadie o casi nadie parece creerse nada. Como es lógico, la gente que está dentro, los políticos y todos aquellos que curran en estos días para intentar que su mensaje cale en la sociedad, no piensan lo mismo. Eso es porque lo viven desde dentro. Desde fuera no hay quien aguante el soponcio pilatos que estamos padeciendo. No hay quien aguante la matraquilla de los estridentes megáfonos que circulan pegados a los coches de los partidos. Se te clavan las sintonías, los politonos y los mensajitos. Espero que se prohíba el uso de la megafonía en los siguientes comicios.
Llevaba unos días sopesando la posibilidad de escribir unas líneas a favor del tremendo respeto que entendía que se había tenido por la mayoría de los carteles electorales, lo que me hacía pensar que la democracia y el respeto al adversario había calado hondo en esta sociedad. Salvo algún que otro acto de chiquillaje al estilo de pintarle bigotes a María Isabel Déniz o ponerle gafas de culo de vaso a Enrique Pérez, no había detectado demasiado vandalismo electoral. Luego llegó la denuncia de Pedro Hernández y todo cambió. Es cierto, porque lo hemos visto todos, que alguien se ha dedicado a romper sus singulares siluetas de Isla Alternativa. Lamentable, muy lamentable. También es cierto que en la mayoría de los casos sólo ha quedado en pie la palabra “alternativa”, lo que en ningún caso me parece pista suficiente para asegurar categóricamente que han sido sus antiguos compañeros. Esta semana vino Manolo Plasencia a la redacción del periódico (se le olvidó hacer campaña, como se le ha olvidado al resto de candidatos, que esta vez no han pasado por aquí para intentar engatusarnos con sus propuestas), y nos dijo que en Alternativa no le daban ninguna importancia a esta historia. “Bastante tenemos con lo nuestro como para estar pendientes de lo que les pasa a los demás”, comentó el gomero con el deje característico que conocíamos hace años sólo los que nos dedicábamos a bucear en las muchas cosas raras que pasaban en Inalsa. De hecho, Manolo nos contó que Alternativa también ha sufrido numerosos actos de vandalismo electoral. Haciendo kilómetros con el coche que me queda sano (el otro lo tengo en la UVI a la espera de que mi mecánico de cabecera le dé la extremaunción) me tropecé con varios carteles de Coalición Canaria (CC) en los que algunos demócratas han colocado todo tipo de improperios, dirigidos especialmente contra Inés Rojas y María Isabel Déniz. Más de lo mismo.
Después de esto tuve que cambiar la orientación de la crónica de campaña de este día. No puedo hablar de respeto a la cartelería. Al contrario. Se han vuelto a repetir, aunque a menor escala que otras veces, los absurdos actos de sabotaje.
Por eso, teniendo en cuenta además que cuando se publique este artículo habremos entrado ya en la recta final de la campaña, quiero referirme brevemente a lo que intuyo que puede pasar en los comicios que se celebran este domingo. Me arriesgo. No cuesta nada, aunque espero tener más suerte en mis pronósticos políticos que en las quinielas.
Para mí la clave de esta pequeña gran batalla va a ser el Partido de Independientes de Lanzarote (PIL). De lo que pase con el PIL dependerá casi todo. Y el PIL, hay que reconocerlo, ha sido siempre una incógnita. Ahora más que nunca. Un partido que rige sus destinos de la mano de un líder carismático e indiscutible como Dimas Martín tiene estas peculiaridades. Y no podemos obviar que Dimas ha estado presente en la campaña. No como a él le habría gustado, pero ha estado. Ha estado en la campaña de forma epistolar, con una carta que ha dado mucho de qué hablar y que reventó las visitas de nuestra edición digital el día que se colgó; también ha estado presente en visita médica oficial, con foto incluida del ahora reo entrando en un conocido hospital privado acompañado de la Guardia Civil, toda una imagen de campaña; ha estado presente en los discursos de sus jóvenes sucesores, del mayor plantel de caras nuevas de todos los que se presentan a los comicios; ha estado presente en la mente de sus rivales, que han respirado al saber que no se tendrían que enfrentar con él en un debate abierto... En definitiva, el PIL tiene la llave que abre la puerta de la única gran incógnita que a mi juicio plantean estos comicios.
Por lo demás, veo mucha igualdad entre el Partido Socialista Canario (PSC) y Coalición Canaria (CC), veo un poco tocada a Alternativa Ciudadana pero todavía capaz de salvar los muebles en el último momento, veo a Perico rascando bastantes votos al Cabildo, veo al Centro Canario (CCN) entrando en algunas instituciones y veo al Partido Popular (PP) creciendo ligeramente, muy ligeramente; veo a tres alcaldes que se consolidan tras las elecciones, veo acuerdos cantados entre nacionalistas y populares, veo acuerdos entre independientes y socialistas, veo pactos a cuatro bandas... Esto es lo que veo. Otra cosa muy distinta es lo que finalmente ocurra.
PD: Propongo para las próximas elecciones a los partidos que se ahorren dinero con el tema de los sobres. Me parece una barbaridad la cantidad de sobres que llegan a cada casa con más sobres dentro. El otro día me junté en el buzón con una tonelada de papeles que ni me molesté en mirar. Mi vecina de al lado, sexagenaria, tuvo que coger la bolsa que lleva a la compra para meterlos todos. Como yo, como ella, miles de personas, que lo botan directamente a la basura con la confianza de que algún día funcione el reciclaje en esta santa tierra. ¿Es realmente efectivo el envío de tanto papel, la gente va a votar con el sobre que le llega a casa o coge las papeletas en los colegios electorales?