Algo de fútbol y los horripilantes anuncios de La Sexta

Normalmente los lunes por la mañana dedico unos minutos a hablar de fútbol. Así somos los futboleros. No tenemos suficiente con el maratón del fin de semana y nos vemos obligados a alargar la historia un día más. Un asco. El caso es que tuve que recordarle a mi amigo Chalo, que sabe poco de fútbol, que no se puede vender la piel del oso antes de cazarlo. Después de lo del Liverpool (“¡Te lo dije!”, me comentó alarmado después de la estrepitosa derrota contra los de Benítez en el Nou Camp), daba por hecho que había terminado un ciclo en el Barsa, que había que echar a Rijkaard, a Ronaldinho y al que hace el anuncio de las natillas que le hincharon la barriga ese día. Intenté calmarle, explicándole que el Barcelona, que no es precisamente santo de mi devoción, no había comenzado a caminar. No hubo manera. El Apocalipsis había llegado a la Ciudad Condal. Después del partido de este fin de semana, con un Ronaldinho impresionante -no está tan gordo como Ronaldo, pero mete casi los mismos goles-, con un Iniesta de mariscal de campo jugando en veinte posiciones distintas, con un Etoo haciéndonos recordar a los del Madrid lo bobo que fue Florentino y con un equipo que sabía lo que hacía en todo momento (mérito del entrenador), la cosa cambió. Ahora mi amigo Chalo y todos los del Barsa respiran un poco más tranquilos y confían en eliminar al Liverpool. Ni una cosa ni otra, hombre. A ese equipo lo entrena Benítez.

Este fin de semana, además, tenía doble motivo para ir en contra de los azulgranas. Jugaban contra mi segundo equipo, el Atlethic. A mi lado tenía a mi suegro, residente en el populoso barrio de Santutxu y nacido nada menos que en Atxuri. Estaba de los nervios. El pobre, que todavía cree en milagros, se apostó conmigo un café a que los leones (ahora gatitos) al menos empataban. Yo subí la apuesta, uno contra cuatro a que el Barcelona le metía como poco tres. Ya le cobraré los cafés.

Y no es que mi suegro no sepa de fútbol, que sabe. Poca gente ha ido tantas veces a Lezama a ver entrenar a Yeste y compañía como él. Sin embargo, la fe inquebrantable en sus colores puede más que su lógica futbolera. Con este equipo, que tiene un mérito terrible, no se puede aspirar a ganar en un campo como el del Barcelona, y mucho menos sin hacer una sola falta en todo el partido. El Atlethic debe librar sus batallas en otros territorios.

Y si el Atlethic lo tiene mal, qué decir del Orientación Marítima, metido en un lío de tres pares de narices que nadie podía presagiar viendo cómo se desarrolló el arranque liguero. Menos mal que Juan Antonio Machín, un magnífico entrenador que subió al equipo de categoría, va a continuar. Me alegro enormemente. Espero de corazón que enderecen el rumbo y que consigan salvar la categoría, como lo espero también para el Lanzarote. Ambos lo tienen difícil, pero hay tiempo. No estaría de más, por cierto, que la afición hiciera acto de presencia en la Ciudad Deportiva. Nos necesitan, y seguro que ayuda.

Lo del Madrid es caso aparte. Estamos de capelada en capelada y tirando porque nos toca. Consiguiendo empates inverosímiles como el del pasado sábado (con más inverosímil todavía ayuda arbitral) y salvando los muebles con el peor fútbol que se ha visto en la historia del mejor club de fútbol de siglo XX. Por mucho menos se echó en su día a Antic, y eso que el equipo iba líder de la Liga. Ahora, la solución no es echar a Capello, al menos de momento. Hay que esperar hasta final de temporada, y luego, si es posible, que se vayan con él Calderón y Mijatovic, y que entre alguien que sepa algo de fútbol.

Termino este revoltijo futbolero con una crítica a la terrorífica campaña publicitaria que está perpetrando La Sexta. Esta televisión, que ha arrancado con muy buen pie, teniendo los derechos del fútbol, retransmitiendo el mundial de baloncesto y manteniendo en parrilla programas tan brillantes como “Sé lo que hicisteis la última semana”, acaba de tener su primer gran patinazo. Eso por calificar de una forma fina la bochornosa campaña que están haciendo para promocionar el encuentro entre el Madrid y el Barsa que se disputa dentro de dos semanas.

Con un mal gusto terrible, intentan llamar la atención del telespectador con imágenes tan impactantes como la de un tío que se mete un piñazo tremendo en la cabeza con el borde de la bañera y otro que da veinte vueltas de campana con el coche. Ambos se matan y luego resucitan porque, según reza el tontorrón eslogan, “no es buen día para morir”, eslogan sacado por cierto del mejor principio de película posible, el de “Línea mortal”. Ahí, con un estelar Kiefer Sutherland, sí pegaba la frase, aunque se pronunciaba en sentido inverso.

En primer lugar, el que debería pensar no en morir pero sí en emigrar al Congo es el creativo de la campaña, que estoy seguro de que no será mi admirado Risto Mejide. En segundo lugar, la Sexta debería retirar inmediatamente la campaña. ¿Es que sus directivos no se han dado cuenta de que un Madrid-Barsa no necesita promoción, y mucho menos esa promoción?

Al cierre de la edición de este lunes leo en algunos diarios digitales que han comenzado las reacciones de indignación. Supongo que a lo largo de la jornada del martes La Sexta reaccionará y anunciará el fin de semejante bodrio.