EL SUMARIO DE LA OPERACIÓN UNIÓN
Terminamos una interesante semana en la que ha pasado prácticamente de todo en Lanzarote, como ya sabemos que es habitual todos aquellos que nos dedicamos a esto de la información.
Como aquí no se termina de aprender, en este disparate continuo que es la actualidad informativa marcada por el disparate continuo de la actualidad política, tenemos que comentar lo contentos que estamos al observar cómo se ha descubierto un nuevo género periodístico, el relato interesado del contenido de un sumario de una instrucción judicial. Ya hemos contado tanto en el diario como en nuestra joven y seguida radio (si nos sometiéramos a un estudio de medios tipo Espino podríamos decir que tenemos entre cuatro y cinco oyentes, aunque la realidad nos dice que son unos pocos más), que somos uno de los pocos medios de la isla de Lanzarote al que nadie ha tenido a bien entregar el tocho del sumario parcial de la investigación que está llevando a cabo el Juzgado de Instrucción Número 5 de Arrecife y su titular, César Romero Pamparacuatro. Por eso, y lo aclaramos para resolver la duda de no pocos lectores, no hemos podido elaborar una sola información sobre el interesante contenido de las múltiples conversaciones telefónicas reproducidas en ese sumario.
Es una lástima, ciertamente, porque nos habría gustado participar de esta novelada entrega que otros han hecho del contenido del sumario. Ahora bien, estamos seguros, porque a pesar de no tener el sumario nos han contado muchas cosas sobre su contenido, que no nos habríamos limitado a editar capítulos interesados que afectan directamente al burdo intento que se ha hecho de que no prospere la moción de censura que prosperará sí o sí este lunes en Arrecife.
El espectáculo al que hemos asistido ha sido muy triste: varios medios de comunicación lanzados como locos a una persecución con perros, caballos y escopetas contra dos imputados a los que la ley no les ha retirado ni su acta como concejales ni su potestad para firmar mociones de censura. Sin aprender nada de la historia del joven al que se le crucificó porque supuestamente había violado y matado a una niña de tres años, se ha hecho un juicio y se ha dictado una sentencia por parte de algunos que no están precisamente para dar lecciones a nadie. Más bien todo lo contrario. No sabíamos que en Lanzarote también hay guantánamos y guantanamitos, como hemos aprendido que hay imputados e imputaditos, y delitos y delititos.
Resulta muy vergonzoso lo que ha sucedido, y más que nadie le haya puesto freno. Al parecer (y subrayamos lo de al parecer porque seguimos sin tener el sumario a pesar de que nos personamos en el juzgado correspondiente para solicitarlo -¡qué ingenuos!-), en los miles de folios esparcidos por ahí aparece la reproducción no sólo de las conversaciones que afectan a la Operación Unión sino conversaciones privadas de toda índole. No entendemos cómo es posible que esto esté sucediendo, porque nadie, y cuando escribimos nadie lo hacemos con energía, tiene derecho a conocer el contenido de conversaciones privadas que afectan a terceras o cuartas personas que nada tienen que ver con la presunta trama de corrupción. Obviamente ningún medio se va a atrever a reproducir esas cosas, pero resulta evidente que los "lectores" de turno se dedicarán a propagar cuantos chismes consideren de interés. Este nuevo capítulo de la negra historia de Lanzarote tiene una parte muy peligrosa.
Como ya no creemos en casualidades, estamos convencidos de que se pondrá freno a la reproducción del contenido del sumario cuando se celebre el pleno de la moción de censura. Tiempo al tiempo.
Otra parte peligrosa a la que queremos hacer mención en este zurriagazo de hoy tiene que ver con la utilización parcial y partidista que han hecho aquellos a los que les cayó el sumario llovido del cielo. Qué curioso que ninguno de esos medios y ninguna agencia de noticias haya reproducido las conversaciones de Carlos Espino, que aparecen, o las de Leonardo Rodríguez, que aparecen. Qué curioso que hasta este sábado sólo se haya reproducido lo que afecta a la moción de censura. ¿Qué sorpresas esconde la otra parte de la historia? Los que han visto el tocho dicen que unas cuantas.
La explicación del frenesí ético y moral de aquellos que han tratado de impedir que prospere la moción de censura tiene que ver con la pérdida del penúltimo bastión financiador que les quedaba a la mayoría. Aquí ya nos conocemos todos, y quedan muy pocas plumas objetivas que se hayan puesto al servicio de la causa espinista, que es la causa de tratar de que no entre un solo curioso a Arrecife para hacer precisamente lo que no se está haciendo en el Cabildo (al menos de momento), destapar esa otra corrupción "legal" que se ha instalado en Lanzarote, la de la facturación millonaria al límite del concurso público. ¿Quiénes son más corruptos, los que han cobrado comisiones a empresarios que realizan un servicio a una institución o los que han saqueado a esa institución a través de múltiples contratos por cosas que no hacía falta realizar? La respuesta la tenemos clara: ambos son igual de corruptos, y a ambos habría que combatir por igual.
Lanzarote necesita una depuración profunda de su política y de sus políticos (también de sus medios de comunicación y de algunos que ejercen como periodistas sin serlo o sin merecerlo), y ésta tiene que llegar a través del ascenso a los órganos de poder de los partidos de gente honrada dispuesta a luchar contra las prácticas del pasado, pero en todas sus direcciones. El espinismo no es ni mucho menos el referente que necesita esa regeneración, más bien todo lo contrario. En el momento en el que los perezosos del Cabildo se decidan a exhibir las verdaderas vergüenzas de la gestión de este señor, la sociedad de Lanzarote va a entender que la "corrupción legal" que anidaba en la principal institución de la Isla ha alcanzado cotas de verdadero escándalo.
Les podemos adelantar a los queridos lectores de este diario (sobre el que habrá gratas sorpresas próximamente) que el lunes alguno que ha ido a por lana va a salir trasquilado. Ojo con los articulistas que han engordado 17 kilos "insolidarios", y ojo con los que se han hinchado a comer carne. Aquí por las esquinas se cuenta de todo, aunque no todo vale.