LA SECRETARÍA GENERAL DEL PP
En todos los partidos siempre hay vencedores y vencidos. Forma parte de la ley natural de las organizaciones políticas. Lo que no forma parte de la ley natural es que los perdedores estén un día y otro intentando fastidiar a los vencedores. Cuando se es disciplinado y cuando se tiene un mínimo de elegancia, el derrotado da un paso atrás y se atrinchera en los cuarteles de invierno, esperando a que vuelva a llegar su oportunidad. En la política interna de los partidos los ciclos son así, un día estás arriba y al día siguiente ocupas el último lugar de la fila.
En Lanzarote pasa algo parecido, y sucede en el PP que dirige con mano firme Astrid Pérez, ganadora contra casi todos los pronósticos en el último congreso insular. Tanto ella como sus compañeros trabajaron a fondo su campaña, hicieron un esfuerzo notable para solventar las dificultades que planteaba no contar con el apoyo oficial, y consiguieron un éxito incuestionable. Su primera cita con las urnas corroboró que las cosas se estaban haciendo bien, que el PP dejaba de ser un partido residual gracias a la ola de aire fresco que había entrado con la nueva presidenta y su grupo de fieles seguidores. Ganaron las elecciones europeas, y Soria por fin se convenció de que los votos no los tenían aquellos que con tanto ahínco había apoyado.
Las cosas han ido bien en el PP desde entonces. Todas las encuestas les sitúan en una buena situación por primera vez en su historia. La sorprendente dimisión de José Pablo Lemes como secretario general, sin embargo, ha hecho que vuelvan a saltar las alarmas y que alguno que parecía muerto y enterrado saque de nuevo la cabeza.
El jueves pasado estaba prevista la elección del sustituto de José Pablo Lemes. Sin embargo, fue imposible tomar una decisión. ¿La razón? Que los perdedores del congreso insular querían hacer de nuevo de las suyas. Echando mano de cuestiones que se van a superar sin mayor problema (salvo que Soria quiera un nuevo lío en Lanzarote), los perdedores se han aferrado a su última oportunidad de meter un torpedo en la línea de flotación del nuevo partido. Nada menos que pretenden que Yolanda Perdomo, derrotada en toda regla por Astrid Pérez y los suyos, se coloque como secretaria general del partido. ¡Ahí es nada! Es como si a los derrotados del PSOE en el congreso regional se les ocurriera situar al lado de José Miguel Pérez de vicesecretario general a Santiago Pérez. Ridículo, ¿verdad?
Como en el nuevo equipo que coordina Astrid Pérez no quieren el menor follón de cara a los próximos meses, como lo que quieren es centrarse única y exclusivamente en el trabajo, han decidido aparcar la elección del secretario general, sin especificar el tiempo. A ver si así a los perdedores se les refrescan las ideas y buscan una fórmula distinta para seguir siendo protagonistas en una obra de teatro que ya no es la suya.