LOS PRIMEROS RENUNCIOS DEL CABILDO Y DE ARRECIFE

Es triste tener que reconocer que en esta isla sigue funcionando el sistema del chantaje y el mercadeo. Si alguien trata de ir por lo legal, si alguien trata de demostrar que no todo el mundo es igual, te dan con las puertas en las narices, o lo que es peor, te toman por bobo. Ocurre, por poner un ejemplo, con el tema de la publicidad institucional que emana de las dos principales instituciones de la Isla. Estamos en condiciones de ofrecer en breve una suculenta información sobre la singular forma que los actuales mandatarios de estas dos instituciones tienen de concebir el “equilibrio presupuestario” en lo concerniente a la publicidad en los medios. Se van a sorprender, desde luego. Lo que antes criticaban como malo, ahora parece bueno; los que antes eran los malos, ahora son los buenos… Aquí es triste fama que lo único que vale es el “te pongo a parir y luego me pagas”. ¡Qué lamentable, y qué cierto!

Después de un tiempo de reflexión y análisis de lo que parecía un nuevo panorama, después de los cien días de gracia que hay que darle a todos los nuevos grupos de gobierno, vuelve el Zurriagazo más indignado que nunca. A nadie se le esconde que desde la línea editorial de este medio hemos defendido un cambio de gobierno tanto en el Cabildo como en el Ayuntamiento de Arrecife. Hacía falta que los gobiernos de Manuela Armas y Enrique Pérez Parrilla pasaran a mejor vida, principalmente por el bien de una isla que sufre una parálisis tremenda. Hacía falta que la política del enredo permanente dejara paso a la gestión pura y dura. ¿Se ha obrado el milagro? Más bien no.

Todo empezó por el Cabildo, y empezó bien. Se hicieron más o menos las cosas que se prometieron, con algún que otro golpe de efecto normal para los primeros días de una gestión que llegaba como llegó Felipe González a la Moncloa en el 82, con el “cambio” debajo del brazo. Poco a poco, sin embargo, fuimos percibiendo aquellos que tenemos ojos en la cara y que no estamos patrocinados por el gobernante o el empresario de turno (esto hay pocos medios que lo puedan escribir sin ponerse colorados al segundo) que estaba pasando algo raro. De momento, se frenó en seco el espíritu denunciador, ese que iba a llevar a ofrecer a la ciudadanía el porqué de las críticas al Gobierno de Manuela Armas y Carlos Espino: contratos de “todo a 30.000”, gastos en gabinetes jurídicos, gastos en asesoramientos y otras lindezas que estábamos convencidos que escondía el que pensábamos que había sido el peor Gobierno del Cabildo de la historia. Han pasado varios meses y nada de nada. La excusa externa es que “están en ello”, que es lo que suelen decir los políticos malos cuando saben que no están haciendo nada. Parece que la excusa interna es que todo esto se quiere sacar en la víspera de las elecciones: craso error si fuera cierto. Y decimos que si fuera cierto, porque a día de hoy confiar en la palabra de un político de Lanzarote es tanto como confiar que a uno le va a tocar la lotería simplemente por ir a visitar a la Virgen de Lourdes.

Mientras esto va sucediendo y se desinfla el globo, nos enteramos de la segunda parte de la historia, conocemos algunos giros en determinadas actitudes, incluyendo la de aquellos que sin dar nada se creen con el derecho a exigir de todo. Nos pareció genial que los nuevos mandatarios del Cabildo quisieran hacer borrón y cuenta nueva con la política aplicada por Carlos Espino, esa mediante la cual sólo había un medio de comunicación (todos sabemos cuál) y medio que se llevaban el dinero de la publicidad institucional, más otros caiditos que conforman una cifra global de auténtico escándalo que los actuales gobernantes del Cabildo y del Ayuntamiento de Arrecife no se han atrevido a sacar. ¿Miedo o cambio de estrategia? La segunda. Ahora, ¿lo han hecho realmente, están distribuyendo la publicidad institucional de forma equitativa, están cumpliendo con la promesa que hicieron? Más bien no.

Nosotros no somos mercenarios, y por suerte no vivimos de las instituciones públicas, de ahí que nuestro apoyo a uno u otro comportamiento político no esté subvencionado. Ahora bien, eso no quiere decir que como cualquier otra empresa de comunicación no queramos participar de la publicidad que las dos principales instituciones de la Isla están obligadas a realizar. Y aquí es donde llegan las grandes sorpresas, sobre todo por parte de la gente del Partido de Independientes de Lanzarote, metidos en una especie de espiral de engaños que no terminamos de entender muy bien.

Para no comprometer a nadie no vamos a dar la información relativa a los intentos de algunos de los miembros del PIL por colar determinados asuntos en el Ayuntamiento de Arrecife. Ya nos extrañó bastante que esta formación política dejara organizar a la gente del PSOE los Carnavales de la ciudad, que dejaran al de siempre contratar a los “artistas”, que permitieran que fueran los que les atizaron con el “Kilo Solidario” en toda la cara los que manejaran todo el cotarro. “Estos no escarmientan”, pensamos echando mano de la inocencia que llevamos dentro. No, no es que no escarmienten, es que tienen una estrategia de juego a dos, tres y hasta cuatro bandas con la que nosotros no comulgamos. Y esto pasa por supuesto con la connivencia de las altas esferas, empezando por la del alcalde, Cándido Reguera, y la del primer teniente de alcalde, Pedro de Armas. Realmente estos recién llegados menosprecian nuestro trabajo, no nos consideran importantes. Allá ellos.

Allá cada cual con lo que hace y dice, allá sobre todo con las tragaderas que tienen algunos. Ahora bien, a nosotros nadie nos va a utilizar a su antojo. Insistimos en que apoyamos el cambio de ciclo en Arrecife y el Cabildo por razones de peso, las mismas razones que llevan a más del setenta por ciento de la población a sustentar ese cambio cada vez que se realiza una encuesta. Y encuestas perfileadas se han realizado, y con datos muy interesantes que avalan el trabajo que algunos hicimos. Nuestro apoyo no es a los políticos y a los partidos que sustentan ese cambio. Mucho menos después de ver lo que estamos viendo y sabiendo lo que estamos sabiendo.

Habrá una segunda parte, en la que aparecerán los datos.