EL PASADO DE MISTER ERROR EN CUBA

El pasado siempre termina regresando a la vida de uno, rebota. Qué cierto es. Y si no, que se lo digan a Mister Error, que estos días está sufriendo porque su pasado regresa con una mala leche del carajo. Y es que Mister Error se subió al carro de determinado grupo de la progresía lanzaroteña (así es como se llaman ahora los modernos de izquierdas, progresía) y parece que no se quiere bajar. Tan bien le van las cosas que ya cabalga con nueva grupa. ¡Chiquito personaje! Pero de lo que les hablamos hoy es del hecho cierto y confirmado de que hay un grupo de personas de la otra progresía que le van a recordar con pelos y señales un episodio que Mister Error protagonizó en Cuba, en la época en la que Fidel Castro todavía se mantenía en pie. Al parecer, en uno de esos habituales hermanamientos que se hacían para despilfarrar el dinero de todos, Mister Error, muy aficionado al trago largo, se pasó de la raya. Tanto que, olvidándose de sus orígenes de izquierdas, profirió todo tipo de improperios contra las autoridades locales. Para no cansarles, les diremos que una de esas autoridades locales lo envió de vuelta al hotel, que estaba a más de cien kilómetros del lugar en el que se encontraban, y no hizo algo peor porque el resto de “compañeros” de Mister Error, por aquel entonces amigos, intervinieron para rebajar la pena por su calamitosa conducta. ¡Ay, Mister Error, ay Mister Error! Y a todas estas, ¿tendrá el Bolchevique ya preparado el negociete del verano? Estamos al tanto. Por cierto, y sin que tenga nada que ver con lo anterior, aunque sí con hombres de izquierdas. Tremendo lo de don Miguel González, tremendas las sandeces que soltó en la rueda de prensa que ofreció junto a nuestro querido Marcos Hernández para intentar vender la moto de que se marcha de vacaciones (¡pobrecito!) habiendo hecho los deberes. Nos parece una broma de mal gusto que hable del Centro de Internamiento de Inmigrantes o de las prospecciones petrolíferas de Repsol como logros suyos. Es muy lamentable, pero así es don Miguel, todo un estratega de la comunicación.