LA OPERACIÓN “JABLE”

Aunque parezca mentira, en Lanzarote todavía queda tiempo para el sentido del humor. Alguien vino este martes a la redacción de esta casa a explicarnos algo que nos venimos preguntando desde hace día y pico: “¿por qué la nueva investigación de la Guardia Civil y del Juzgado de Instrucción Número 5 de Arrecife se llama “jable”? “Es muy sencillo”-nos dijo el amigo en cuestión-. “Porque Dimas jabló”.

Independientemente de que el chiste pueda tener más o menos gracia, lo cierto es que esta parte de la historia es fundamental para conocer lo que ha sucedido este lunes a primera hora en la isla de Lanzarote, un lugar castigado por la desidia de unos políticos que además de haber metido la pata durante décadas se han dedicado también, presuntamente, a meter la mano. El diario Canarias 7 se aventuraba este martes a afirmar con rotundidad que ha sido Dimas Martín el causante de la Operación “Jable”. Con semejante titular en portada y a cinco columnas no hay duda: “Dimas canta y cae Déniz”. El diario La Provincia apunta una teoría que a nuestro juicio tiene mucho más fundamento, que el nuevo lío tiene que ver con lo declarado por uno de los detenidos el mes de mayo del pasado año (¡cómo pasa el tiempo!), alguien que no sólo “cantó” sino que aportó datos y pruebas, sin las cuales habría sido imposible detener a nadie. Cierto es que el diario Canarias 7 maneja como nadie en este Archipiélago las fuentes judiciales, pero insistimos que en esta ocasión nos da la sensación de que se equivocan. Existe un colaborador muy estrecho de Dimas al que todo el mundo conoce en Lanzarote que debía tener más documentos acumulados a lo largo de los años que la Biblioteca Nacional. Blanco y en botella, leche. Es más, esta teoría tampoco tiene demasiado fundamento en algo elemental: desde que trasladan a Dimas a Lanzarote (fue la semana pasada) hasta el lunes no habría dado tiempo a preparar este dispositivo, a tener claro al juez y a la Guardia Civil a quien detener y dónde ir a buscar. El asunto viene de mucho más atrás. Y está claro que va a seguir para adelante, en una dirección que desde luego en esta casa desconocemos, aunque podemos imaginar. Al menos podemos imaginar hacia dónde no va a ir la investigación, que es un lugar muy concreto que sale en nueve de cada diez conversaciones que se producen en los mentideros insulares.

Alguien se extrañaba este lunes de que la Guardia Civil no haya ido a los Centros Turísticos. Está claro que tarde o temprano alguien tendrá que ir. La demanda encargada y aprobada por el Consejo de Administración de la empresa pública contra el nefasto gestor Carlos Espino ya está redactada y preparada, a falta de una certificación. Pero esta sí que es una pieza separada que como poco va a permitir que el secretario general de los socialistas lanzaroteños explique a toda la sociedad y a la justicia por qué se dedicó a dilapidar montañas de dinero público en cosas que cuanto menos son ciertamente sospechosas.

Lo que la mayoría de los ciudadanos quieren (no hemos hecho una encuesta pero nos lo dicta el sentido común) es que la investigación judicial termine con todos los entramados de corrupción que se han producido en Lanzarote en los últimos años. De la época de Franco es obvio que va a ser muy difícil sacar nada. Pero en todas las direcciones, para que se elimine esa sensación que quedó en la primera fase de que se trataba de una operación contra un solo partido, el PIL.

Precisamente es el PIL un partido que en estos momentos está manteniendo la prudencia que otros deberían haber mantenido cuando no les tocó a ellos. Podrían aprovechar la ocasión para cebarse con la suerte de María Isabel Déniz o Celso Betancor, o atacar al PSOE por la implicación de todo un ex consejero del Cabildo y ex secretario general de la principal agrupación de la Isla como es Miguel Ángel Leal. No lo han hecho, como no lo debería hacer ningún partido, puesto que la prudencia es la mejor consejera en un momento en el que casi nadie sabe para dónde van a ir las siguientes balas.

Este martes el juez instructor del caso se ha tomado las cosas con calma, dentro de una dinámica absolutamente distinta a la que llevó hace más de un año, donde es evidente que cometió errores que ahora no quiere cometer. Nos parece de todos modos exagerado que se haya llegado a publicar incluso por medios serios que la Guardia Civil apunta a un centenar de detenciones. No hay cama para tanta gente. Tampoco se trata de asustar al personal. Lo que está claro es que va a haber más detenciones, dentro de una investigación complejísima que es imposible determinar cuándo y cómo va a terminar. Como sigan tirando del ovillo de lana del que hablaba Espino esta semana es más que probable que se hallen enormes sorpresas en el camino.

Lanzarote es una sociedad pequeña, muy pequeña. En todas las esquinas se cuenta que hay gente que tiene pánico incluso a salir a la calle. Nosotros decimos lo de siempre: el que no haya hecho nada malo no tiene por qué tener miedo de la justicia.