MOCTEZUMITA SE RECREA

Moctezuma, el mejicano del Imperio Azteca, tuvo que negociar con Hernán Cortés desde la derrota, aceptando la superioridad de un enemigo que era mucho más poderoso, no tanto en número pero sí en tecnología de la época. Aquí tenemos otro personaje parecido, pero que responde al nombre de Moctezumita. El nuestro, el de Lanzarote, se recrea en su lago particular, hasta el punto de que quiso venderle la moto a los vencedores de que él seguía siendo el rey, el amo de la casa conejera; les aseguró que los errores de los “piojillos” nada tenían que ver con él, porque él es el que administra en esencia el bastón de mando. Los vencedores le miraban con ojos desorbitados e incluso asentían para que estuviera feliz y les pagara la cuenta de la manduca. Al final del parlamento gastronómico que se produjo en un buen restaurante, el Moctezumita se recreó en el lago y dijo algo así: “¡Qué guapo soy, qué inteligente soy, y qué tontos mis lacayos y los vencedores!”. Lo malo para él es que aquí se sabe todo y aquí se conoce a todo el mundo, y muy pronto el tolete en cuestión del que les estamos hablando se verá desasistido, incluso por parte de aquellos a los que cree mangonear... Ah, se nos olvidaba decir que en la mesa de mamandurria había tres, y qué tres.