LAS MALAS ARTES DE DON PEPA

Y hablando de cosas importantes que van a pasar esta semana, ya saben nuestros estimados lectores, y si no se lo contamos nosotros, que todavía colea la historia de un documento del que venimos oyendo hablar desde hace siglos, el Plan Especial del Puerto de Arrecife, conocido popularmente -nada que ver con el PP- como PEPA. Estamos convencidos de que se va a generar de nuevo un fuerte debate en torno a un documento que tiene que servir como pistoletazo de salida para obtener algo que en este medio se defiende con fervor, la independencia del puerto de Arrecife del yugo de la Autoridad Portuaria de Las Palmas. Mientras todo esto sucede, Don Pepa seguirá de “holideis” por tierras caboverdianas, aunque los que tienen mejor vista nos juran y nos perjuran que está ya por aquí dando el coñazo (nosotros no le hemos visto, gracias a Dios). No es que tengamos nada en contra de Don Pepa y su inmerecido descanso, pero sí que lo tenemos en contra de las instrucciones claras y precisas que dio a uno de sus secuaces, a Charlín, para que utilizara su escaso ingenio para perpetrar determinada actuación para la que ha sido necesario echar mano de las peores artes, que todo hay que decirlo que no van a ir a ninguna parte. Ambos, Don Pepa y Charlín, se las prometían muy felices cuando vieron que habían culminado la fechoría, se van a llevar otro susto morrocotudo. Y eso que Charlín ahora está bien situado. Dicen que por poco tiempo. Poco sabían ellos que en poco tiempo también la tortilla se iba a dar la vuelta, colocando nuevamente los huevos en su sitio. Que tengan cuidado porque nos han dicho fuentes de absoluta confianza que los han puesto en una peligrosa picota. Que nadie se preocupe, que también daremos cuenta del asunto en breve.