LO DEL MARQUÉS SE QUEDA EN NADA

Saben que en este diario tenemos conversación fluida y directa con Domingo González Arroyo, conocido popularmente (también en el PP) como Marqués de La Oliva. Bien, en el momento en el que nos enteramos del percance que había sufrido nos pusimos en contacto con su familia, no con él directamente porque este martes su teléfono echaba humo. Aunque muchos quisieron ver un atentado contra el controvertido político majorero nacido en Lanzarote (ahí es nada la mezcolanza), parece que lo del perdigonazo en la barbilla no fue más que un desgraciado accidente. Eso sí, hay que decir que tuvo suerte, porque si hubiera ido más arriba le podía haber dejado tuerto. Eso habrían querido algunos, que el Marqués se quedara ciego y fuera de juego. Pues no lo han conseguido. Lo único malo de la historia es que el perdigón se alojó en mal sitio, y se pueden imaginar los lectores de este diario que la cosa tiene que doler. Un hombre como él, de esos curtidos en mil batallas, no tendrá problema en superar esto. Por cierto, que dentro de unos días les vamos a contar una curiosa historia que tiene que ver con los movimientos internos y externos que se están produciendo en el Partido Popular (PP) de Canarias. Alguien nos está tirando demasiado de la lengua, está tensando demasiado el ambiente, y le vamos a tener que sacar determinada grabación que guardamos como oro en paño. Con esa grabación comenzó todo, y fue como ella, la Doña, consiguió llegar donde ha llegado. Que no siga tocando las narices al personal, que ya está bien.