LA VERDAD DEL LÍO DE LOS PACTOS

Resulta increíble comprobar lo mal que Coalición Canaria (CC) y Partido Popular (PP) están gestionando un éxito electoral que ha sido incontestable en todo el Archipiélago, especialmente en Lanzarote. Pero para entender realmente lo que sucede hay que contar la verdad de las cosas, no las medias verdades que se filtran de forma interesada en algunos mentideros de la política. Y, por supuesto, lo que no hay que seguir es el forofismo de algunos medios, a los que se les nota enormemente lo que se juegan (se entiende que en euros) en función de que el pacto de nacionalistas y populares sea entre ellos o con otras opciones, principalmente con la del PSOE.

Empezando por lo de fuera, el pacto regional, está claro el asunto. A José Manuel Soria le interesa bien poco formar parte de un Gobierno en el que sabe que estaba condenado a ostentar de nuevo la Vicepresidencia. Desde el principio tenía claro que sólo una mayoría holgada le habría librado de la obligación de entregar la Presidencia a CC. Por eso no esperó ni diez segundos para dar salida a las hostilidades y garantizar que esta vez no iba a realizar tantas concesiones a los nacionalistas. ¿Concesiones? Lo que Soria quiere no es otra cosa que CC y PSOE pacten y en las elecciones anticipadas que va a haber antes de que termine este año obtener un resultado mucho más abultado en Canarias. Con ese aval se va a presentar en Génova y va a pedir que el Ministerio que le han prometido sea uno de los importantes, no una maría. Esto, que podría entrar en el terreno de la especulación, ha sido ratificado este jueves por el propio Soria en una de las teles del PP, Intereconomía. En el programa “El gato al agua” no dejó lugar a la duda, tal vez pensando en que ese programa no se debía ver en Canarias. También soltó alguna que otra perla que no vienen al caso en este análisis como que él siempre ha sido partidario de reformar el sistema electoral canario, se supone que para romper el equilibrio territorial y darle más diputados a Gran Canaria y Tenerife.

Esa actitud de Soria ha generado no pocos problemas. El primero, que Paulino Rivero no ha tenido otro remedio que buscar una alianza con el PSOE, cuyos dirigentes tienen claro que ni de broma se pasan otros cuatro años más en el banquillo, por mucho que López Aguilar siga con su perreta. Como en todas las conversaciones regionales, siempre aparece el nombre de alguna isla, y curiosamente suele ser la de Lanzarote. Los socialistas quieren un pacto en Lanzarote que les haga olvidar el tremendo palo que les ha dado la ciudadanía, pero están pinchando en hueso.

El hueso no es otro que la lógica resistencia de los dirigentes de CC en la Isla, que están plantando cara (ya era hora) a una posibilidad que ni de broma se corresponde con lo que han determinado las urnas en un lugar que por primera vez en su historia ha hablado con absoluta contundencia. En Lanzarote se ha querido castigar al PIL y al PSOE, y los ciudadanos han dicho que quieren que gobiernen PP y CC. ¿Por qué ese empeño en ir contra la lógica, por qué además esperar tanto para iniciar unas conversaciones cuando las cuentas están tan claras? PP y CC podrían pactar hoy mismo de la forma que entendemos que sería más sensata: Presidencia del Cabildo para CC; Alcaldía de Arrecife para PP, con la suma del PNL; el PP apoyaría a CC en Teguise, CC haría lo propio en Tías y ambas formaciones podrían llegar a un entendimiento con el PNL para que Leonardo Rodríguez se convirtiera en alcalde de Yaiza. Faltaría resolver San Bartolomé, que a poco que se esfuercen se resolvería alcanzando un acuerdo con el Partido Vecinal de Manuel Rodríguez, al que estamos convencidos de que ninguna de las dos formaciones tendría problema en ofrecer la Alcaldía del municipio.

Eso sería lo lógico. Ese es el escenario normal que haría que nacionalistas y populares salieran bien parados de esta historia y devolvieran a los ciudadanos la pelota que han puesto en sus tejados. Ahora bien, conociendo como conocemos a la política local y a sus protagonistas, no es de extrañar que todo esto termine convirtiéndose en pura teoría.

Por mucho que se empeñen en CC, Astrid Pérez ha hecho bien en decir claramente que ellos sí quieren un acuerdo con los nacionalistas y que el inicio de las conversaciones se tiene que producir lo antes posible. La otra postura abre la puerta a una especulación innecesaria, resucita incluso los instintos más primitivos que las urnas han semienterrado, y hace pensar que un acuerdo con los socialistas es posible.

Si tuviéramos que apostar, apostaríamos a que un pacto CC-PSOE en Lanzarote en estos momentos es imposible. Ahora bien, lo que no es imposible es un acuerdo CC-PIL, que resolvería el Cabildo, el Ayuntamiento de Teguise y probablemente otras instituciones, como podrían ser Yaiza o Arrecife. Es decir, si ocurre lo que casi nadie quiere, si no existe acuerdo entre CC y PP, Lanzarote volverá a ver cómo se hacen pactos individuales resueltos en función de las necesidades numéricas, no a través de afinidades o programas. ¿Pan para hoy y hambre para mañana? Probablemente.

En el PP están muy molestos, principalmente porque consideran que a la gente de CC se les ha subido el éxito a la cabeza y no están tratándoles con el respeto que merecen sus resultados y su fidelidad en tiempos difíciles en los que las cosas no estaban tan claras. En CC están molestos, principalmente porque entienden que el PP está precipitando los acontecimientos y mostrando un nerviosismo innecesario y exagerado para un escenario de negociación. ¿Quién tiene razón? Probablemente, ambos.

La política es en momentos postelectorales como una partida de ajedrez. Hay que tener una estrategia y es fundamental saber medir los tiempos. Sin embargo, como en el ajedrez, no siempre gana aquel que tiene más piezas, y no siempre gana el que confía en su talento a la hora de hacer movimientos más arriesgados. En muchas ocasiones en el tablero triunfa la lógica más elemental.

Un acuerdo de ambos partidos con el PSOE de Espino iba a ser perjudicial no sólo para ellos sino para el propio PSOE. Los socialistas están pidiendo a gritos (cada vez más audibles y menos cobardes) un cambio en su formación. La regeneración en las filas socialistas, la recuperación del espíritu que han perdido y la vuelta al partido que jamás tuvieron que dejar de ser pasa indudablemente por la salida de todos aquellos que conforman el espinismo. Empezando por su líder, que no es otro que Manuel Fajardo Palarea, pasando por Carlos Espino, siguiendo por Miguel González, por Manuela Armas y por todos los que han conducido a la formación al cantado fracaso que se materializó el pasado 22 de mayo, fecha que está claro que todos estos jamás olvidarán. Por eso ni los propios socialistas auténticos perdonarían a CC y PP que den oxígeno a esta gente en un momento en el que habría que estar firmando ya su defunción.

El principal problema que hay entre ambos partidos es Arrecife. Es legítimo que CC aspire a la Alcaldía, pero es lógico que no la obtenga. No hay que olvidar que un pacto hostil a los populares pasa por incluir en un mismo Gobierno al PSOE y a Alternativa Ciudadana. ¿Alguien se cree realmente que tanto socialistas como nacionalistas van a aceptar el decálogo de exigencias de Alternativa? Cuesta creerlo, aunque, como decíamos unas líneas más arriba, en Lanzarote todo es posible.

Y a todas estas algunos están empeñados en dar al PIL por muerto. El PIL no está muerto, aunque lo pueda parecer. Necesita una vez más encontrar la cabeza de un pollo que lleva mucho tiempo sin ella, reconocer “con todo el corazón” sus muchos errores y activar los mecanismos de corrección necesarios. De momento, pueden ser un aliado útil para CC, incluso, como defendía este viernes en Crónicas Radio Suso Machín, sumando su parlamentario a los cuatro de Coalición, creando así un grupo fuerte de Lanzarote que gane peso frente al resto de islas. Y aunque finalmente Yaiza sea un daño colateral de un acuerdo global entre CC y PP, lo cierto es que el PIL está haciendo todo lo que está en su mano para cerrar un acuerdo con el PNL. Si fracasa lo de Arrecife, ese acuerdo se firma en diez segundos.

El PP tiene prácticamente cerrado el acuerdo más lógico, el de San Borondón, con la única duda de saber si tendrán que incorporar o no al concejal de CC. ¿Marcial Martín tiene todo perdido en San Bartolomé? Pues no, y mucho nos tememos, como suele ser habitual en este zorro de la política obligado a liderar junto a José Juan Cruz el cambio en el PSOE, que le quedan un par de ases escondidos en la manga. Tal vez tres.

De todo esto tiene que salir un gran beneficiado: Lanzarote. No podemos permitirnos el lujo de volver a las andadas. La semana que viene tiene que ser decisiva para conformar gobiernos estables que den garantías de buen funcionamiento a unas instituciones que es evidente que no están precisamente para tirar voladores. A eso hay que sumarle la presión que se debería estar ejerciendo ya sobre el futuro Gobierno para que el dinero de la Comunidad encuentre acomodo en la isla que más necesidades tiene por metro cuadrado y por habitante. La isla, ténganlo claro, a la que más se le debe.

Nos cuentan que Paulino Rivero ha viajado este viernes a Lanzarote. ¿Cuál será la consigna del futuro presidente, le harán caso sus compañeros, llegarán incluso a atender sus propuestas?