GODOS OLVIDADIZOS

En esta tierra de singulares contrastes y de generosidad infinita con el que viene de fuera se cuelan algunos personajes que se permiten el lujo de lanzar mensajes desde sus atrincherados púlpitos con los que creen que adoctrinan al pueblo. Nos referimos en concreto a un godo (siempre distinguimos en este diario canario entre el godo y el peninsular, que quede claro) que desde que llegó a Lanzarote ha vivido del cuento y que se permite el lujo de ir dando lecciones de la honestidad que no tiene. Son muchas las personas que nos piden que nos defendamos de sus múltiples ataques, y hasta ahora no lo hemos hecho porque no queremos darle al personaje la notoriedad que no merece. Si saliéramos a responder a una sola de sus majaderías caeríamos en la trampa que parece haber urdido desde hace tiempo. Este godo olvidadizo no parece tener presente que Lanzarote es un lugar pequeño en el que nos conocemos todos, y que los favores de los que habla siempre también han caído en su saca. Y es que, queridos lectores, piensa el ladrón que son todos de su misma condición...