La Fundación, La Geria y sus francotiradores
La Fundación César Manrique ha puesto de nuevo a sus tropas a funcionar, y prometen una batalla cruenta. Estamos en un momento trascendental de la vida de Lanzarote que a los ocupantes del legado del conocido artista lanzaroteño, que se dedican a cualquier cosa menos a la conservación y a la preservación del nombre y de la obra del finado, les tiene ciertamente revueltos. Y les tiene revueltos porque ven cómo una vez más se les escapa de las manos algo que consideran fundamental para su propia supervivencia. Poderoso caballero es Don Dinero.
La llegada al poder del cuatripartito que tumbó a la socialista Manuela Armas en el Cabildo insular fue el principio de su fin, y el descubrimiento de todo lo que se escondía detrás de una falsa política de conservación de nuestro frágil territorio. En estos años, que no han sido pocos, han visto cómo el negocio mermaba de forma directamente proporcional a la merma que ha tenido su influencia en una sociedad que les tiene perfectamente calados y en una clase política que no se deja manipular por aquellos que lo único que buscan es el negocio, su negocio. Sólo un pequeño reducto dentro del Partido Socialista (PSOE) se sigue aferrando a los dictados de aquellos que ni son socialistas de ideas ni son socialistas de prácticas. Este pequeño reducto, sin embargo, manda mucho, como todo el mundo sabe. Tendrá que llegar alguien con valor al PSOE de Lanzarote que ponga fin a la sinrazón del dominio externo de unas siglas que deberían caminar solas, sin dictados de nadie. Luego, cuando el PSOE perdió fuelle, asaltaron a la desesperada a la fuerza de moda, PODEMOS (si pudieran ahora se habrían hecho también con CIUDADANOS), donde colocaron al frente de la candidatura al Cabildo a una de sus piezas fundamentales para seguir con la política del no por el no y de la bronca constante.
Que nadie piense que los de la Fundación han estado quietos a pesar de sus mermas, porque han utilizado todas las artes que estaban a su alcance para seguir en la brecha. Lo malo para ellos y para los que están con ellos es que el tiempo pone a todo el mundo en su sitio. En su caso ha tardado, pero ha llegado su momento. Porque no se puede consentir que una minúscula parte de la sociedad de Lanzarote trate de mandar e imponer siempre sus criterios a una inmensa mayoría que no comulga con sus postulados, una sociedad que si hablamos de política se lo demuestra una y otra vez en las urnas.
Este jueves se debate en el Cabildo insular un asunto tremendamente importante, la última modificación del Plan Especial de La Geria. La idea de la Fundación y de sus acólitos es trasladar a la sociedad, y en gran medida ha calado, que este documento servirá para legalizar la bodega Stratus. Es un disparate tan fácilmente desmontable, que si no fuera por la enorme campaña que han hecho en medios afines, nadie se lo creería. ¿La aprobación de un documento de planeamiento en un Cabildo retira un precinto de la Guardia Civil o resuelve un pleito en un tribunal de justicia? Está claro que no, pero a ellos eso les da igual. Les da igual que viticultores y bodegueros puedan desarrollar con garantías de futuro su actividad, les da igual que en años de cosecha generosa como el presente se tenga que botar la uva a la basura. El negocio es el negocio, su negocio es el negocio.
En el año 2004 los dirigentes de la Fundación, con su presidente, José Juan Ramírez, y su director de Actividades, Fernando Gómez Aguilera, a la cabeza, contrataron al cómico Leo Bassi para realizar una vergonzosa campaña de concienciación que evitara lo que para ellos suponía el principio del fin de décadas de dominio sobre la principal y única gallina de los huevos de oro de Lanzarote, el turismo. Tirando la casa por la ventana, se fueron con el conocido payaso a recorrer La Geria en guagua con la única idea en la mente de parar la reconstrucción del camino de cabras que transitaba por la volcánica zona y que ellos se atrevían a llamar carretera. Fueron meses de mucha tensión, con graves acusaciones a los por entonces ocupantes del Cabildo insular, a los que se les acusó de casi todo. Finalmente, y por suerte, su plan no funcionó, y la carretera se hizo, no como se tendría que haber hecho, pero se hizo.
Desde entonces, han hecho todo lo posible para martirizar al sector del vino; sin éxito, como salta a la vista. ¿Cuál es su problema? Que si las bodegas se mantienen y se consolidan como centro turístico, los turistas que vienen a Lanzarote van a dejar de visitar la Fundación como lo hacían antes. Es así de sencillo.
Según los datos oficiales que se manejan por los turoperadores, la excursión preferida para los visitantes a la isla es Timanfaya y La Geria. Son miles las personas que van cada día al Parque Nacional y que luego paran en La Geria a visitar las bodegas, donde cumplen con una función esencial para la Isla que es la adquisición del vino.
Los francotiradores
La Fundación no sería nada ya sin sus francotiradores, gente que se dedica sin ningún tipo de escrúpulo a cumplir una función mercenaria de sistemático fusilamiento de la imagen de cada uno de sus objetivos. Marcan un objetivo y van a por él, sin importarles las consecuencias de sus actos. Así actúan los fusileros.
Entre los francotiradores habituales y de máximo nivel que maneja la Fundación en el periodismo local (hay muchos) están dos, uno que es periodista y otro que no lo es: Saúl García y Carlos Meca. Utilizando las prácticas más deleznables de destrucción de imagen de los enemigos del régimen, como si se tratara de gacetilleros al servicio del peor Maduro de Venezuela, estos sectarios de la información cumplen sin ningún tipo de objeción todas las órdenes que emanan del lado oscuro de la fuerza. Son los que no tienen reparo a la hora de ejercer de polis malos; porque también tienen los polis buenos, esos que no tienen recato a la hora de sentarse a negociar publicidad con los partidos políticos (todos) o a cobrar generosas cantidades de dinero público, como es el director de Diario de Lanzarote, Manuel Ribeiro. Este último, que se presenta como el no sectario y el no radical, es una especie de mosquita muerta que se coló un día por la puerta de atrás en la prensa local sin haber pasado siquiera por la más elemental de las escuelas vinculadas con esta profesión, incluyendo la que tiene que ver con una mínima experiencia.
¿Pero qué serían todos ellos sin el mentor, el líder en la sombra de este peligroso grupo? Mario Alberto Perdomo, el autor del más bochornoso artículo de opinión que se ha escrito jamás sobre aquel que pagaba su generoso sueldo, el ex secretario general del PSOE Carlos Espino, es el que dirige en la sombra todas las operaciones. Curiosamente, jamás se menciona en los medios del grupo que junto a su idolatrado Espino es objeto de una investigación en los juzgados de Arrecife por variados y graves delitos, investigación que desde 2009 está durmiendo el sueño de los justos por esa sospecha que tienen con razón muchos ciudadanos de que la justicia está tremendamente politizada y algunos, como dejó escrito en el diario Canarias 7 el propio Perdomo, manejan divinamente los “resortes del poder”.
En otro capítulo les contaremos la historia completa de todos estos personajes de la guerra de guerrillas local y de los intentos de la Fundación de tener su propio grupo de comunicación. Como no lo consiguieron, se tuvieron que conformar con los francotiradores a sueldo, que hacen el trabajo sin rechistar y suponemos que gratis.
Por cierto, y sin que tenga nada que ver con lo anterior, ¿alguien sabe dónde están los equipos de la televisión de Agustín Acosta?