EL HASTA PRONTO DEL LANCELOT

Este viernes se ha producido otra triste noticia para el periodismo, el anuncio del cierre en forma de un “hasta pronto” de la revista Lancelot.

No nos gustaría en estos difíciles momentos echar mano del discurso fácil y manido sobre la importancia que tienen los medios de comunicación en cualquier sociedad democrática, básicamente porque no creemos en ello. Todo depende del medio y de sus intenciones, y de la seriedad con la que afronte cada uno esta compleja profesión. Lo que tenemos claro es que el Lancelot no ha sido un guadiana más, uno de esos muchos medios que hemos visto nacer, crecer y morir en Lanzarote porque no se crearon para hacer periodismo, se crearon para lograr o preservar intereses de aquellos que los sostenían.

Tampoco es tiempo de análisis profundos sobre el verdadero valor de cada medio, es tiempo de expresar nuestra tristeza, especialmente por los compañeros que se van a ver afectados por esta historia. Para ellos, para los periodistas o profesionales del medio, va nuestro apoyo y nuestra solidaridad. Sabemos perfectamente por lo que pueden estar pasando.

Lancelot cierra después de estar más de treinta años en la calle, una marca probablemente imposible de superar. Antes, aunque tal vez por circunstancias distintas, les pasó a otros. Hacer prensa de papel hoy en día en un territorio como Lanzarote es una odisea en la que muy pocos se pueden adentrar. La crisis económica ha golpeado con especial dureza a la parte más débil de la cadena. Pero también a las partes más fuertes, lo que no quiere decir que no vaya a haber novedades importantes en un futuro no demasiado lejano.

Creemos en la prensa de papel, creemos en el pluralismo informativo y creemos en que medios con líneas editoriales opuestas en muchos temas a la nuestra tienen que tener cabida en la sociedad lanzaroteña del siglo XXI. Por eso apostamos por la vuelta de esta revista, y confiamos en que lo haga todavía con más fuerza y con el respaldo económico suficiente para que sus editores y sus trabajadores no tengan que pasar las fatigas que otros, ajenos por completo a la crisis que estamos sufriendo, ni conocen ni van a conocer.