¿DÓNDE ESTÁ MAURICIO?

Esta campaña electoral, lo sabe todo el mundo, se está caracterizando por la sosería generalizada. Atrás quedaron las grandes campañas, los grandes discursos. Atrás quedaron los grandes oradores. Es el momento en el que muchos, con razón, echan de menos a José Carlos Mauricio, elegido durante varias legislaturas como el mejor orador del Congreso. Habrá gente que no se acuerde, pero este hombre se subía al atril del hemiciclo de la Carrera de San Jerónimo y soltaba brillantes discursos sin tener que leer una sola línea. Escuchaba lo que le decían los presidentes de turno en el Debate sobre el Estado de la Nación y luego respondía. Ahora ya no se hace eso. Ahora todo el mundo lee o se aprende de memoria un discurso, como hicieron Rajoy y Zapatero, o más recientemente Pepe Segura, que no levantaba la vista de los papeles en su debate con Ana Oramas y Pablo Matos. ¿Qué fue de la escuela de Mauricio, han muerto los buenos oradores?