DOÑA LOLY Y DON MIGUEL

Que vaya por delante lo de siempre, nuestro reconocimiento para todos aquellos que sirven a los intereses del Partido Popular (PP) en Lanzarote. Dicho esto, debemos subrayar y subrayamos el lamentable comportamiento de aquella que les dirige, suponemos que de momento, hasta después de las generales. Nos referimos a la ínclita Doña Loly, que últimamente anda un tanto perdida en su corte de aduladores, esos que le dicen lo guapa, lo alta y lo lista que es cuando está delante y que luego, como todos los aduladores, la ponen a parir. Bueno, lo singular de esta historia es que, como saben nuestros lectores, en esta casa estamos bastante molestos con ella, por los sistemáticos incumplimientos y por las tomaduras de pelo. Siempre, además, abusando de una confianza que sí que tuvo en el pasado. Lo extraño de este caso, de esta vez, es que Doña Loly ya no es la que era, esa mujer amable, simpática y bastante tolerante con la crítica. El poder la ha vuelto mucho más ácida, un tanto “avinagrada” nos atreveríamos a decir, y de ahí que nos cuenten que ha soltado alguna que otra coz y algún que otro improperio en nuestra contra. Por decir, ha llegado a decir que no volvería nunca a hacernos declaraciones. Y otras cosas que preferimos no reproducir. ¡Ay, ay, Doña Loly, Doña Loly, cada día se parece usted más a Don Miguel! Sí, ese, el secretario de Incomunicación del Partido Socialista. Si no quiere hacer declaraciones no las haga, tal vez nosotros no se las pidamos nunca.