Análisis Literario.
Mario Crespi
No es lo mismo escribir para otras personas que para uno mismo. Esta vez me tomaré la libertad de volverme egoísta y reflejar en estas pocas líneas lo que pienso de Stephen King. Esta manera de expresarse es muy cómoda ya que nadie me va a refutar y mis amables lectores tendrán el derecho de permanecer callados. Quien me haya acompañado en estas páginas, en las que más que comentar nuevas publicaciones he seleccionado libros que me han gustado, tendrá presente que Stephen King es uno de mis autores preferidos. Motivos hay muchos. Me gustan las novelas fantásticas y de terror. Quizás como en el caso de las policiales uno busca el asesino que llevamos dentro, en las de terror canalicemos nuestros miedos infantiles que todos los hemos tenido y que en muchos casos permanecen en nuestro interior. ¿Usted le teme a la oscuridad? Me gusta como describe personajes, situaciones y escenarios. Tienen estas descripciones una minuciosidad que las vuelve visuales. Uno participa de la acción junto al protagonista o se siente parte de la escena. No es meramente un lector. Es una cualidad que aumenta el número de páginas, cosa que alguien ha criticado, pero personalmente no me ha resultado agobiante, habiendo leído algunas de sus novelas con más de 600 páginas en un par de noches. Sus obras más elaboradas están centradas en una desigual lucha entre el bien y el mal. Este siempre más atractivo, con más recursos, con más posibilidades de triunfar. Y por el otro lado una constante con pocas excepciones, un antihéroe, una persona común. Desde niños hasta ancianos han luchado hasta sus últimas fuerzas con vampiros, fuerzas oscuras o el maligno. Esta obsesión con el bien y el mal está presente en gran parte de la literatura del continente norteamericano, con seguridad herencia de sus antepasados puritanos. Y Stephen King la usa como principal esqueleto de sus novelas así como su fijación con el estado de Maine que tiene muchos antecedentes de brujería en el folklore americano. Casualidad o no es donde ha residido gran parte de su vida. A fines de los `80 logra superar sus problemas de adicción con el alcohol y las drogas, que en algún momento dijo que eran fuente de inspiración, pero en definitiva, su producción posterior muestra que esto no era cierto. El 20 de junio de 1999 se anuncia su muerte. Fue atropellado en una carretera secundaria mientras realizaba su paseo matinal. Esos paseos en ese tramo habían sido motivo de constantes discusiones con su mujer Tabitha. Por suerte, para nosotros sus fans, esto no fue verdad. Fue arrollado por una camioneta, cuyo conductor se distrajo por atender a su perro, tras una larga rehabilitación continuo con su vida normal y por supuesto escribiendo.
Rincón de la Poesía
Los sonidos
escondidos en el viento,
me traen palabras perdidas.
Casi un grito,
un pensamiento,
sin ningún rostro,
sin voz conocida.
Son fantasmas, almas heridas.
Cantos de otras vidas
que con raras melodías
me muestran los horrores
de mis constantes errores
que cometo sin querer.
Quien pudiera hoy saber,
quien pudiera hoy manejar
el ayer sin dolor,
y mañana despertar
soñando con algo mejor.
Nació en Portland, Maine el 21 de septiembre de 1947. Sus