Análisis Literario
Mario Crespi
Clásico se dice del período de tiempo de mayor plenitud de una cultura. Pero también es algo que no pasa de moda. La literatura, como todas las artes, podrá cambiar sus estilos, su forma de utilizar el lenguaje, su métrica, pero no veo como puede pasar de moda. Por lo tanto definir parte de la música, la pintura o la literatura como clásica es un poco arbitrario. Entiendo que existe un convencionalismo que determina que la literatura antigua con autores como Homero, Shakespeare o Cervantes; pintores y escultores como Leonardo Da Vinci, Michelangelo; músicos como Mozart o Beethoven sean llamados clásicos, pero yo pondría también a Van Gogh, Jules Verne o Pink Floyd entre los clásicos. Como estudiante consideraba la literatura clásica un rollo. Era obligado a leerla y muchas veces a saber trozos de memoria. La Ilíada de Homero, La Divina Comedia del Dante, Macbeth de Shakespeare y Don Quixote de Cervantes eran odiados, sentimiento que creo fue compartido por generaciones de estudiantes. Era literatura complicada y de difícil lectura, no solo por su falta de actualidad, sino por lo intricado y simbólico del lenguaje, y más que nada, porque nuestros profesores pretendían que viéramos mensajes casi invisibles para un chico de 14 o 15 años. Y nos condenaron a aborrecerlos obligándonos a leerlos. Por suerte con el tiempo me cuestioné este aborrecimiento y encaré, como si fuera una tarea investigativa, la lectura, nuevamente, de algunos de aquellos monstruos. Y entonces obras densas y oscuras volvieron a ver la luz. Me gustaría que siguieran mi sugerencia y encaren la lectura de algunas de estas obras y quizás como yo, descubran clásicos de aventuras, de intrigas, o cantos de libertad entre ellos. Obras que no han perdido su frescura a través de los siglos, y que dentro de ellas llevan esos mensajes que no están tan ocultos como me parecieron en aquella lejana época de estudiante. Les recomiendo el desafío.
Rincón de la Poesía
Por que, si me quieres
no me amas,
porque así me pierdes.
Déjame ser libre,
inclinarme como un mimbre.
Déjame ser hombre.
Déjame ser yo.
Porque promesas sin sentido.
Porque arrepentirme
sin haber mentido.
Tú no ves el futuro
ni lo veo yo.
Porque no gozar de este presente
Y si acaba,
buscar otro.
No me esperes si no vuelvo.
No me busques si me pierdo.
No me pidas lo que tengo.
Déjame ser yo.
Tú quieres ser mi dueño
cuando manejas mis sueños.
Me pides heroísmos,
me acusas con tu dolor.
Pero, ¿no será egoísmo?
todo disfrazado de amor.
Si tú caminaras mis caminos,
y buscaras mis destinos.
Si tú sintieras lo que siento
y amaras lo que amo,
entonces tú serás yo
y descubrirás mi amor.
Homero. Grecia siglos IX - VIII a.C Existe una gran controversia sobre su existencia real de este poeta ciego y si las obras a él atribuidas fueron o no obra de un colectivo de poetas llamados “hijos de rehenes”. Se le atribuyen la autoría de La Iliada y La Batracomiomaquia.
Miguel de Cervantes y Saavedra. Alcalá de Henares 1547-1616 “Fue soldado muchos años, y cinco y medio cautivo. Perdió en la batalla naval de Lepanto la mano izquierda de un arcabuzazo” (de su autoría). Preso en Sevilla donde esboza El quijote. Autor de La Galatea, El coloquio de los perros.
Dante Alighieri. Florencia 1261-1321. Participó en algunas batallas en defensa del partido guelfo que apoyaba al papado. Despertaron, en su juventud, sus dos grandes pasiones: la poesía y Beatrice Portinari. Autor de Vida Nueva y Rime Petrose.