Análisis Literario
Mario Crespi
Cuando se piensa en el Oriente, nuestra mente lo asocia con lo exótico, misterioso, milenar. Y no estamos para nada equivocados, pues esas antiguas culturas, que se remontan algunas de ellas 5000 años en la antigüedad, época en que Europa era bárbara, tan distintas de las occidentales y muchas veces tan diferentes entre ellas, se hacen demasiado difícil de comprender y casi imposible de adoptar. Filosofías animistas donde la esencia es el espíritu, donde la mente domina al cuerpo, la muerte es un pasaje de estado y los fantasmas son reales. Un continente donde el arte puede ser minimalista, al extremo de que un jardín Zen formado por un espacio de arena rastrillada en figuras y en cuyo centro puede haber una sola piedra como toda decoración, puede haber llevado años a su jardinero para concluirlo. O puede tener la riqueza y colorido del arte chino cuyos detalles pueden llegar a ser exquisitos. Cuando encontramos un poeta que puede haber pasado toda su vida pensando en su poema póstumo es que descubrimos que para los orientales la paciencia es un arte no una virtud. Sus costumbres sociales y estructura familiar también tienen una marcada diferencia, que muchas veces nos han parecido bárbaras. Suicidios rituales entre los japoneses. Las jerarquías de sexo en la China, donde en épocas de hambrunas han vendido a sus hijas como esclavas ya que el hijo varón es lo que valoraban; y tantas otras que nos asombran. Tengo que reconocer que su literatura, que al fin de cuentas es mi tema, es demasiado exótica y elaborada para opinar sobre ella y por lo tanto voy a recomendarles obras occidentales que se refieren al Oriente. Tienen la virtud de mostrarnos diferentes visione de una cultura, que a pesar de ser admirable en muchos aspectos, creo que nunca vamos a comprender realmente. La palabra a utilizar quizás sea inescrutable, como sus rostros.
Rincón de la Poesía
Hacia el este, nubes y mar: un vacío sobre otro vacío.
¿Y los inmortales van y vienen por esta vacuidad
luminosa?
Aunque todas las formas nacen del oleaje de este
mundo flotante,
en vano aguardo la aparición.
No hay puertas de cauri que se cierren sobre palacios
de perla.
Lo sé: la visión es quimérica.
Pero mis ojos quieren ver esa invención de dioses.
Día frío, mar helado, aunque cielo y tierra reposan,
concededme la gracia ¡y que despierten vuestros
dragones!
No fue rechazada mi abrupta plegaria:
torres sobre la orilla, colinas verdiazules en el
alba de escarcha,
¡El miraje, la maravilla que pasmó a los viejos!
Ahora: sol tardío, un pájaro perdido en el espacio.
Todo es bambú, nadie es gente.
¿Dije que no ve a la gente?
Tampoco se ve a sí mismo.
Absorto, bambú se vuelve,
un bambú que crece y crece.
Ido Chuang-tse, ¿quién otro tiene
este poder de irse sin moverse?
«Su Tung-P'o -Su shih- (1036-1101)»
El color de la flor se ha desvanecido
mientras yo contemplaba en vano
el paso de mi persona por este mundo.
«Poema mortuorio del Kokin Wara Shu.»
James Clavell. Sydney, Australia 1924 - 1994. Hijo de un oficial de la marina británica, lucha contra los japoneses y herido cae prisionero en Java. Guionista y director de cine (La Mosca, El gran escape) Autor de King Rat, Tai-Pan, Gai-jin.
Pearl S. Buck. Virginia, USA. 1892 - 1973. Con pocos meses viajo con sus padres a China, vuelve como misionera en 1928. Muchas de sus novelas reflejan la vida de la gente con la que convivió. Premio Pulitzer y Nóbel. Autora de La estirpe del Dragón, Viento del Este Viento del Oeste, Hijos, La Madre.
Trevanian (seudónimo de Rodney Whitaker) New York 1931. Participante de la guerra de Corea, profesor de cine en la U. de Texas, vive actualmente en el País Vasco y a ocultado su verdadero nombre por años. Autor de El verano de Katya, La sanción de loo