Una reflexión médica ya

¿Qué fue de un país llamado España en el que hace unos pocos años era prácticamente imposible encontrar trabajo en la medicina? Fue que pasó a la historia. Sería muy complicado averiguar las causas reales que han provocado la “fuga” de médicos españoles a otros países. Lo que sí que se puede averiguar es la cantidad exacta de médicos que hacen falta en todo el país: muchos, muchísimos.

Hace unos años se desmoralizaba a los más jóvenes haciéndoles ver que después de estudiar una durísima carrera de cinco años y de pasar otros tantos en el MIR no se les garantizaba un puesto de trabajo. Se consiguió que muchos posibles médicos dieran marcha atrás y se buscaran la vida en otros gremios.

Pero esta razón sólo es un grano de arena en el desierto de los despropósitos que se han ido sucediendo, muchos de ellos, para más inri, bajo la supervisión de responsables públicos que han sido incapaces de prever lo que iba a suceder.

En estos momentos Canarias es una de las comunidades autónomas con menos profesionales sanitarios por habitante, según se recoge en la estadística de Indicadores Sociales de 2005 del Instituto Nacional de Estadística (INE). Mientras en Canarias hay 390 médicos por cada 100.000 habitantes, la media nacional es de 450 médicos, una media que ya de por sí es bastante pobre.

Estas cifras oficiales aparecen pocos días después de que, tras el Día Mundial de la Salud, los médicos canarios reclamasen al Estado que ampliase el número de plazas disponibles en las universidades canarias donde pueden estudiarse las profesiones sanitarias, dado que la falta de profesionales, y el hecho de que muchos de ellos decidan ir a trabajar fuera de las Islas, ha hecho llegar a la sanidad pública multitud de profesionales extranjeros. Nada nuevo, ¿verdad?

Lanzarote, que para muchas cuestiones positivas es pionera, también se suele adelantar en los diagnósticos negativos del día a día. Fue aquí donde se realizó el diagnóstico más atinado de los males que aquejarían a la sanidad pública de las Islas en el siglo XXI, y fue aquí, isla que junto a Fuerteventura soporta el mayor crecimiento poblacional de todo el país, donde se advirtió de que se iba a producir un vacío en el claustro de profesionales médicos difícilmente rellenable.

En Lanzarote tenemos ahora además un responsable del Área de Salud, el doctor José Manuel Sosa, que un día sí y otro también nos está advirtiendo de esta circunstancia. Además, es él quien nos ha puesto sobre la pista real de la “fuga” de profesionales, y sobre la insólita y estrambótica búsqueda de médicos en países donde los salarios que se les ofrecen siguen siendo inferiores a los que se dan por aquí. Difícil tarea, muy difícil, teniendo en cuenta que en el Servicio Canario de Salud, como en el Servicio Madrileño de Salud, como en el Servicio Catalán de Salud..., los sueldos que se pagan están muy por debajo de cualquier media europea y a años luz de lo que se gana en la sanidad privada.

Pero de todos los hospitales del país el caso de Lanzarote es de los más preocupantes. Como ya informó Crónicas en su anterior edición, el Hospital General tiene un total de 245 facultativos y arrastra un déficit de 27 especialistas. Las mayores necesidades de especialistas las concentran cardiología, anestesia y reanimación y medicina de urgencia. En cuanto a los recursos técnicos, se refiere, se podría decir más de lo mismo. Si bien en enero de 2005 había 190 camas y en enero de 2006 aumentaron a 226, se mantienen 3 quirófanos programados, 1 quirófano urgente, 29 locales de consulta externa, 7 salas de radiología, 2 paritorios, 10 puestos de Hospital de Día, 1 mamógrafo, 1 TAC, 1 ecocardiógrafo y 4 ecógrafos (uno más que en 2005).

Queda mucho por hacer, y lo que en ningún caso se puede permitir es que los responsables públicos miren para otro lado. Parece que desde el Área de Salud no se está haciendo, pero el doctor Sosa no puede sacar adelante todos los asuntos que están pendientes si no recibe ayuda del exterior. La primera que tiene que llegar es del Gobierno de Canarias, puesto que la Comunidad tiene transferidas las competencias en esta materia; la segunda del Estado, puesto que las transferencias se tienen que hacer con dotación presupuestaria acorde con las necesidades que se necesita cubrir. Como se decía en las campañas publicitarias del pasado, con la salud no se juega.