Un breve de la Cámara
Después de la tempestad viene la calma. Esperemos que la calma no provoque sueño a aquellos que tienen que hacer que cambien las cosas. Nos referimos a los representantes de la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Lanzarote que han recibido un fuerte varapalo por parte del Tribunal Superior de Justicia de Canarias (TSJC) y que en estos momentos, como ya adelantó este diario en su edición anterior, parecen seguir ciertamente despistados y un tanto enfrentados por la estrategia a seguir.
En este diario, que siempre hemos defendido la autonomía cameral, como defendemos la autonomía del puerto de Arrecife, no entendemos que haya gente en la Isla que se ha alegrado por la decisión del TSJC de suspender el decreto por el que se creó la Cámara. No entendemos tampoco que haya personas dentro del organismo que vayan o intenten ir un poco por libre sin darse cuenta de lo importante que es en este caso remar todos a una.
Parece claro que el asunto no se va a quedar como está actualmente. La presidenta del Cabildo, Inés Rojas, ya lo advirtió con claridad, se va a trabajar para que el Gobierno de Canarias y sus servicios jurídicos preparen un buen trabajo con el que tumbar en el Supremo una decisión que resulta cuanto menos sospechosa. Las decisiones judiciales hay que respetarlas. Para eso estamos en un Estado de Derecho. Eso no quiere decir que se compartan, y la que intenta terminar con la independencia de los empresarios lanzaroteños es un claro ejemplo.
Una vez pasados los Carnavales, que aunque parezca mentira paralizan una parte importante de la vida administrativa de la Isla, es tiempo de ponerse a trabajar. Estamos convencidos de que el mismo equipo que hizo posible el milagro de obtener la independencia será capaz de darle la vuelta a este asunto.