Triunfo de Lanzarote, fracaso de Industria
En la edición anterior escribimos sobre lo importante que era la jornada de este miércoles para los intereses de Lanzarote como pueblo, simplemente porque el empresariado de Lanzarote podía elegir por primera vez a los representantes de la Cámara de Comercio insular, un ente autónomo que dependerá única y exclusivamente de sí mismo, que ya no tiene nada que ver con Las Palmas.
También recordamos que en total son 11.700 los representantes de la Isla los que tenían la opción de votar en los comicios, en unas urnas que estarían a su disposición en el salón de plenos del Cabildo.
Pues bien, ninguna de las apreciaciones que se hicieron intentando anticipar lo que podía ocurrir se desviaron un ápice de la realidad. De hecho, gracias al esfuerzo desarrollado por los representantes de la Primera Corporación insular se pudo dar fin al importantísimo acontecimiento. Fue el Área que coordina la socialista Lourdes Bernal la que dio un ejemplo de cómo se podrían haber hecho bien las cosas. Y decimos que podrían, porque una de las cuestiones que más sobresalieron del largo proceso fue la desorganización total y absoluta que se provocó por culpa de la falta de previsión de la Consejería de Industria del Gobierno de Canarias.
De hecho, y es triste empezar por lo más negativos, la mayoría de los que fueron a votar se quejaron de lo mismo, de la lentitud con la que fueron atendidos. De poco sirvió que los integrantes de las planchas se esforzaran por hacer más ameno el paso por las urnas.
Al margen de los incidentes que ya se irán contando y explicando con más detalle y con más amplitud, la mayoría de los empresarios que acudieron al encuentro con las urnas no entendieron cómo era posible que mientras en La Palma ya se sabían los resultados en Lanzarote todavía estuvieran votando los empresarios que tenían votos delegados. Por fallar, fallaron hasta los ordenadores.
Dicho lo malo, también hay que hablar de lo bueno. Y lo bueno fue sin duda el hecho en sí de que por primera vez se pudieran celebrar estas elecciones en toda Canarias, que por primera vez los empresarios que pagan religiosamente la cuota de la Cámara de Comercio puedan conocer más de cerca en qué se invierte su dinero.
No cabe duda de que, índices oficiales al margen, el ambiente que se vivió en la sede de la Primera Corporación insular fue totalmente festivo. Fue impresionante comprobar en determinadas horas del día la cantidad de personas que acudieron para depositar su voto, lo que deja muy claro en primer lugar que ha habido el suficiente movimiento informativo y, en segundo lugar, que ha habido interés por responder a la llamada de una idea que pasó de quimera a realidad en cuestión de poco tiempo.
Ahora sólo falta que los ganadores se pongan de acuerdo para hacer que la Cámara de Comercio, Industria y Navegación de Lanzarote sea la cámara de todos los empresarios, que se aplique luz y taquígrafo a su gestión y que se justifique el destino del primero y del último céntimo que entre por las puertas de su magnífica sede.
Aunque en Lanzarote no se conocieron los datos hasta altas horas de la madrugada, en el resto de islas sí se fueron dando a conocer antes de la media noche. Sorprende por ejemplo que sólo el 14 por ciento del censo electoral de la Cámara de Gran Canaria depositara su voto para elegir a los 40 miembros del Pleno de la entidad. Sorprende sobre todo porque era en la isla redonda en donde más fuerte se estaba jugando, en donde la campaña ha sido más sucia, en la que parecía que a los unos y a los otros les iba la vida en el envite.
De todos modos, hay que recordar que la disputa existente durante el último lustro entre el empresariado grancanario casi triplicó el índice de participación de las anteriores elecciones de la Cámara de Comercio de Las Palmas.
Como no podía ser de otro modo, en Gran Canaria no se libraron de la polémica. Los partidarios de Ángel Luis Tadeo y de José Miguel Suárez Gil protestaron ante la mesa por “negar” el derecho de voto “a decenas de empresarios”, asegurando que las impugnaciones eran ya masivas.