Muy malos humos

El siempre genial escritor y periodista norteamericano Mark Twain decía, con la característica ironía de la que siempre iba sobrado, que "dejar de fumar es facilísimo: yo lo he hecho mil veces". No sabemos todavía a ciencia cierta si la afamada y polémica ley antitabaco española que entraba en vigor meses atrás ha conseguido o no que muchos ciudadanos de este país hayan abandonado definitivamente el pernicioso vicio, tan cinematográfico hasta hace no tanto tiempo, pero sí que existen otras cifras muy llamativas y significativas con respecto a otros de los principales afectados por esa medida: los empresarios propietarios de establecimientos públicos.

En una región tan significativamente decantada hacia el sector turístico, es lógico que en Canarias, aparte de los fumadores propiamente dichos, los empresarios turísticos también tengan mucho que decir con respecto a esa todavía muy polémica medida gubernamental. Y, de momento, a ellos la ley antitabaco de marras no termina de convencerles del todo porque su aplicación les está causando, según han denunciado repetidamente, no pocos quebrantos económicos. Para mal de males, pues no sólo de nicotina muere el hombre, desde el pasado día 1 de septiembre del año en curso los empresarios del sector estaban llamados a empezar a desprenderse de un porcentaje más o menos considerable de clientela por no estar adaptados aún a lo que la actual legislación ordena.

Las frías cifras son ciertamente esclarecedoras. Sólo el 5% de los denominados locales de ocio y restauración de más de 100 metros cuadrados están preparados para poder acoger tanto a fumadores como a no fumadores (o ex fumadores, que son los no fumadores más intransigentes, como sabemos todos los que alguna vez hemos caído presas del vicio nefando). El resto de establecimientos de estas características no se atiene a lo que marca la ley y ha tenido que prohibir el consumo de tabaco, pues en caso contrario se exponen a una severa sanción en las inspecciones que se realizan por parte de la Consejería de Sanidad del Gobierno regional, que ha incrementado su número de trabajadores dedicados a levantar actas en unas 18 personas más en toda Canarias.

Los empresarios afectados por todas esas normativas, que ya habían entrado en vigor en todo el territorio español desde el 1 de enero de 2006, aunque con ciertas excepciones, solicitaron durante el pasado mes de agosto una prórroga hasta el 31 de diciembre, pues consideraban que así dispondrían del tiempo necesario para poder llevar a cabo todas las reformas requeridas en sus locales, teniendo en cuenta además que hay establecimientos que son relativamente nuevos, y a cuyos dueños afrontar tamañas reformas radicales para adaptarse a la ley les puede suponer una rémora económica muy importante. Aunque verdad es también, puestos a contarlo todo, que esos mismos empresarios eran conocedores de que esta ley antitabaco que hoy nos ocupa en este espacio editorial ya estaba en vigor desde hacía meses y que su correcta aplicación era conocida de antemano: el mencionado 5% de locales que ya había llevado a cabo sus reformas era la prueba palmaria de que esta legislación sólo ha cogido de sorpresa a los que han querido sorprenderse... o a los que no han estado por la labor de adaptarse a la misma.

A la fuerza ahorcan, como advierte la sobada máxima. Y en estos asuntos, o entran todos por el mismo tubo legislador o se rompe la baraja. O todos o ninguno. Y menos humos, que es malo para la salud. Al final saldremos ganando la inmensa mayoría.