Más de lo mismo, ¿hasta cuándo?
“Dos personas llegan muertas en una patera al puerto de Arguineguín”. Titular del lunes. ¿Les suena? Sí, es el mismo del martes, del miércoles, del jueves... Llevamos años soportando una terrible lacra que no termina de solucionarse por la falta de interés que tienen los encargados de darles solución. Mientras sean pobres negritos los que mueren en el mar, no pasa nada. Mientras lleguen a un lugar tan alejado de la comodidad continental, no pasa nada.
Otros dos inmigrantes murieron de frío este lunes en su travesía en cayuco a Canarias, donde han llegado en los últimos días más de 600 subsaharianos indocumentados, entre ellos los 90 rescatados el sábado por el buque hospital Esperanza del Mar y que arribaron a la capital grancanaria.
Con esta nueva tragedia vivida en el puerto de Arguineguín (Gran Canaria), ya son seis los inmigrantes fallecidos en apenas una semana cuando intentaban alcanzar las costas del Archipiélago, cuyos centros de acogida albergan en estos momentos 1.775 personas.
Además de los dos fallecidos este lunes en el cayuco, en el que viajaban 48 inmigrantes, otro de los ocupantes fue hospitalizado en estado muy grave por hipotermia severa, mientras que dos más se encuentran en estado menos grave con síntomas de deshidratación.
Se trata de una realidad dramática, dantesca, abominable, capaz de retorcer el estómago de aquel que lo tiene. ¿No va siendo hora ya de que alguien reaccione con contundencia en Canarias, no va siendo hora ya de que la gente salga a la calle para pedir el fin del drama?
Como ya informó este diario, José Luis Rodríguez Zapatero estuvo recientemente en las Islas para preocuparse por el problema de la inmigración irregular. Aunque es su obligación como presidente de todos los españoles, ya fue aplaudido por Crónicas por la odiosa comparación con lo que había hecho su antecesor en el cargo en ocho años de gobierno. José María Aznar no vino una sola vez para preocuparse por un fenómeno que golpeaba seriamente a las islas de Lanzarote y Fuerteventura. Sin embargo, y a pesar de la preocupación del presidente, cada día se hace más urgente la adopción de medidas que terminen de una vez por todas con el tráfico indiscriminado de seres humanos que se juegan la vida para alcanzar las costas canarias.
¿Qué más tiene que pasar, insistimos, para que se tomen medidas adecuadas, cuánto vale la vida de estos seres humanos, cuánto preocupa la situación de los residentes en este pequeño y apartado conjunto de islas?
¿Exagera Adán Martín cuando emplea el término “laboratorio” para definir lo que es Canarias en la actualidad? Más bien no, no exagera, se queda corto, independientemente de que también tenga razón en que el Archipiélago debería ser la plataforma que uniera los tres continentes aludidos. Pero ese es otro asunto objeto de otro tipo de análisis y debate.
Por otro lado, la semana pasada se informó a la población de las Islas de que el despliegue del dispositivo de control de la Agencia Europea de Fronteras (Frontex) no ofrecerá resultados inmediatos dada la dificultad que entraña la lucha contra la inmigración irregular. O sea, que ya se nos está advirtiendo antes de que empiece a operar el dispositivo, no sabemos si tan poco eficaz como el Sistema Integral de Vigilancia Exterior (SIVE), de que no va a funcionar.
Hay que decir eso sí que el Archipiélago cuenta ya con esa misión de Frontex, encargada de coordinar la información policial y las labores de control de fronteras de patrullas en Mauritania y Senegal, y tendrá a su disposición medios aéreos y navales de diversos países para luchar contra la inmigración irregular. ¿Servirá para algo? La respuesta está clara: no. Lo que se necesita ya son otro tipo de medidas, sobre todo medidas disuasorias a las mafias que se han hecho de oro con este vil negocio.
Esto hace tiempo que dejó de ser una broma. Los canarios ni siquiera hacen chistes con la inmigración irregular.