El peligro de los juicios paralelos

En este país se supone que todo el mundo es inocente hasta que se demuestre lo contrario. En la práctica, sabemos que no es así, no sólo por la cantidad de juicios paralelos que en muchas ocasiones se realizan en los medios de comunicación sobre numerosos casos sino porque existe algo tan peligroso como es la prisión preventiva, por la cual se mete a la gente en la cárcel a la espera de un juicio que en ocasiones se produce años después de la acusación.

En Lanzarote también hemos vivido muchos ejemplos de esto, del juicio y condena previa que se ha hecho de personas que luego han resultado inocentes, o del linchamiento de numerosas personas a las que luego nadie pidió perdón.

En estos días hay una noticia que destaca por encima del resto por su importancia, la comparecencia de los alcaldes de Yaiza y Teguise, José Francisco Reyes y Juan Pedro Hernández, respectivamente, ante los juzgados a cuenta del famoso informe que se redactó y salió del Cabildo sobre la presunta concesión ilegal de licencias.

Independientemente de lo que determinen los tribunales de justicia, es importante utilizar siempre el “presunto”, puesto que de momento no existe condena al respecto de este escabroso tema. Por tanto, de momento ninguno de los dos alcaldes, a los que se quería hacer comparecer ante los tribunales pocas horas antes de que se celebraran las elecciones locales del pasado 27 de mayo (parece como si se buscara la foto), es culpable de nada.

Este miércoles recibimos la sensación de que los dos ediles estaban bastante molestos con las declaraciones que hizo la abogada Irma Ferrer a la puerta de los juzgados. La letrada, que defiende a la acusación particular, que no es otra que el consejero electo del Cabildo Carlos Espino, ofreció a los medios que acudieron al lustroso Palacio de Justicia su versión de los hechos, intentando informar de lo que había pasado dentro. Por tanto, fue culpa de los dos alcaldes el que la única visión que tuvimos los medios ese día fuera la que ofreció la acusación particular.

Este miércoles arreglaron el asunto. Ambos hicieron manifestaciones públicas. El alcalde de Yaiza en la 95.8, en el programa “El Despertador” que dirige y presenta el decano de la prensa insular, Agustín Acosta. Allí, con su deje característico, con su particular forma de explicar las cosas, dejó claro varias cosas: que lo que más le preocupa ahora es agotar los plazos establecidos para conformar un grupo de gobierno que dé estabilidad a la corporación sureña, que no tiene ningún yate como se apuntó en el juicio y que está convencido de que el tiempo le va a terminar dando la razón, porque lo que él dijo es que todas las licencias que concedió cuentan con informes técnicos y jurídicos favorables, entre ellos los de un catedrático de la Universidad de La Laguna. El edil sureño, que probablemente formará este sábado su primer gobierno en minoría, cree que todo forma parte de una estrategia orquestada desde algún medio que no quiso nombrar y desde una formación política muy concreta, el Partido Socialista Canario (PSC).

También habló el alcalde en funciones de Teguise, quien se pronunció en términos parecidos en una nota de prensa enviada a todos los medios, intentando dejar claro sobre todo que en ningún caso intentó involucrar al personal del Ayuntamiento en este asunto. “En ningún momento me referí a los técnicos municipales o a los auxiliares administrativos como protagonistas de cualquier concesión de licencia urbanística. Sólo, ante la pregunta del juez de cómo se tramitaban las licencias, afirmé que las mismas fueron rubricadas con los preceptivos informes técnicos favorables y que son tramitadas a través del trabajo que realizan los administrativos”, explica en su nota el edil.

Estamos en una fase previa del proceso. Por tanto, antes de condenar a nadie habrá que esperar a ver qué ocurre. Habría que evitar hacer juicios paralelos, como habría que evitar también que algunos intenten dar lecciones de ética, moral y estilo a medios como éste, en el que evidentemente no se ha jugado ni se va a jugar ninguna batalla o guerra interesada para favorecer o perjudicar a nadie.