El discurso del presidente

En primer lugar, este diario tiene el placer de iniciar el año con salud y con trabajo, felicitando a todos sus lectores y animándoles a que nos sigan en esta andadura de otros 365 días.

En segundo lugar, tenemos que iniciar el trabajo, y lo hacemos a través del artículo editorial, en el que el diario expresa la opinión que tiene sobre los principales temas de actualidad.

En toda la prensa canaria uno de los asuntos de portada con el que arranca el año, tal vez el principal, ha sido el discurso pronunciado por el presidente de la Comunidad, Adán Martín Menis, con motivo del cambio de año. El político tinerfeño, que ya confesó la semana pasada que le gustaría volver a ser un “ciudadano normal” -por ciudadano normal entiende que es alguien alejado del mundo de la política, que es el mundo menos normal de los posibles-, sorprendió a muchos analistas hablando de un tema que la mayoría de los presidentes de otras comunidades autónomas prefirieron obviar, el de la corrupción. Así, afirmó en su discurso de felicitación del año nuevo que la corrupción ha comenzado a ensombrecer el panorama de la actualidad como “una triste secuela de los avances de los últimos años”, aseverando que los casos de fraude han surgido en Canarias al igual que “en las zonas de España más dinámicas”. Como es lógico, expresó su más “decidido” apoyo a los poderes judiciales para que determinen los hechos y atribuyan responsabilidades y condenas, lo que hizo desde “el Gobierno de Canarias mediante el respeto a su independencia y la no interferencia en sus actuaciones”. De la misma forma, dijo que “es muy necesario el respeto a la presunción de inocencia de todos los que están puestos en tela de juicio para que no se produzcan juicios anticipados sin las debidas garantías y para asegurar que nadie sea condenado públicamente sin una sentencia judicial previa".

En pleno proceso abierto por el caso de Las Teresitas en contra de uno de sus compañeros de partido en Tenerife como es Miguel Zerolo -hay que tener en cuenta que el alcalde de Santa Cruz es la persona más conocida de una larga lista manejada por la Fiscalía-, era lógico pensar que Martín tuviera unas palabras de aliento. Las palabras han sido bien escogidas, atinadas, puesto que sin nombrar el asunto deja clara cuál es su postura y la de su Gobierno, que no hay que olvidar que está sostenido en estos momentos por una única formación política, Coalición Canaria (CC). Otra cosa muy distinta habría sido si Adán Martín presidiera un Ejecutivo con el poder compartido entre dos formaciones, un Ejecutivo como el que inició la legislatura con el apoyo del Partido Popular (PP). Entonces el discurso tal vez habría sido diferente.

Lo que está claro es que la corrupción se tiene que afrontar de cara. Parodias como las que realizó en Fin de Año la pareja humorística Cruz y Raya ponen de manifiesto lo peligrosamente normal que se ha hecho que la mayoría piense que es más difícil encontrar un político corrupto que uno honrado. Imaginamos que con sus palabras Martín ha querido hacer ver a la sociedad de las Islas que existe un grupo dentro de lo que se conoce como la clase política que está dispuesto a combatir a los que manchan el buen nombre del servicio al ciudadano.

Todavía estamos a tiempo para cortar el problema de raíz. Para ello es fundamental la colaboración de los políticos honestos con la justicia, para desenmascarar a todos aquellos que han vendido su honradez al mejor o al peor postor. 2007 debe ser el año del nacimiento de otra clase política distinta, una en la que no quede un solo garbanzo negro. ¿Utopía o realidad? Habrá que trabajar por ello, y los medios de comunicación seguimos jugando un papel fundamental en la historia.