Aumenta la importancia futbolística de Lanzarote

Justo unos días antes de que la selección española de fútbol volviera a hacer el habitual ridículo en un Mundial (esta vez en Alemania, ante la misma Francia que toda la vivacartagenera y ciclotímica prensa deportiva daba como selección avejentada que nada tenía que hacer ante la furia de la jovencísima España capitaneada por ese “depredador del área” llamado Raúl, el intocable y caído ídolo con pies de barro), dos equipos de Lanzarote conseguían el pasado fin de semana sendos ascensos de categoría: el arrecifeño y entrañable Orientación Marítima lograba por primera vez en su historia encaramarse en la Segunda División B, donde compartirá militancia con la UD Lanzarote en el próximo curso balompédico; y el Unión Sur Yaiza hacía lo propio y ocupará en la próxima temporada 2006/07 el sitio que deja libre el Marítima en el grupo canario de la Tercera División. Enhorabuena a ambos, porque su buena suerte la compartiremos todos los lanzaroteño.

Sin duda ni discusión posible, estamos ante dos excelentes noticias para el fútbol de la isla más oriental de Canarias. Otra cosa es que luego se sepa o se pueda administrar bien ese hecho de contar por primera vez en Lanzarote con dos equipos en una categoría futbolística nacional, pues sabido es que los clubes y sus futbolistas (y todo lo que conllevan: desplazamientos a la península, contratación de jugadores foráneos para mantener la categoría o aspirar a mayores metas, etcétera) no viven del aire y necesitan, entre otras ayudas, de las subvenciones oficiales. En ese sentido, desde el Orientación Marítima ya se está pidiendo un igual trato que el que se le dispensa a la UD Lanzarote en lo tocante a las ayudas económicas que hayan de aportar el Cabildo conejero -principalmente-, y en menor medida el Gobierno de Canarias. Ojalá que no se produzcan finalmente mayores conflictos por ese lado y todo se pueda resolver felizmente para los intereses de ambas entidades deportivas, que también este año buscarán con ahínco las aportaciones de empresas privadas a través de distintos mecanismos.

Podría argumentarse, como de hecho ya lo han dejado caer algunas voces, que la UD Lanzarote, como equipo representativo de la isla cuyo nombre porta en su escudo, y también por su historial en esa categoría de 2ª B, está llamado a tener un trato privilegiado con respecto al Orientación Marítima en lo tocante a las aportaciones económicas de las instituciones públicas lanzaroteñas. Pero no parece que ese argumento termine de convencer a los directivos del Marítima, que también podrían argumentar que ellos tienen y mantienen unas escuelas deportivas como no hay ninguna otra en Lanzarote, donde se forman muchísimos futuros futbolistas, en una callada labor de cantera ciertamente meritoria y elogiable.

Desde esta tribuna informativa, abogamos por el entendimiento y rechazamos cualquier colisión que no sea la estrictamente deportiva (o sea, la de los dos partidos en los que se enfrentarán en la próxima Liga ambos equipos sobre el césped artificial de la Ciudad Deportiva). Y hacemos votos, igualmente, para que esta novedad de la feliz coincidencia de dos conjuntos futbolísticos en la denominada categoría de bronce del fútbol español no acabe tan mal como la historia similar de la que ya fueron testigos en la hermana isla de Fuerteventura.

El espectáculo en directo al que asistieron el pasado sábado los casi 3.000 espectadores que quisieron ser testigos del ansiado ascenso de categoría del Orientación Marítima (después del intento frustrado de la temporada anterior) es buen síntoma, en principio, y da pie para soñar con gradas repletas de aficionados a poco que la futura trayectoria de ambos clubes en la 2ª B sea de las que animan a ir cada domingo a ver jugar a los equipos de la isla con otros del resto de Canarias y de la Península.

Ya puestos a soñar, puede que no esté tan lejano el día en el que la isla de Lanzarote cuente con un representante futbolístico en -como mínimo- la Segunda División A, o categoría de plata, del fútbol español. La UD Lanzarote estuvo muy cerca de ese sueño en la reciente etapa como entrenador del vasco José Luis Mendilíbar. ¿Por qué no vamos entonces a seguir buscando esa meta a la que una isla como Lanzarote, con el espectacular crecimiento demográfico y económico que ha sufrido en los últimos años, tiene más que merecida?