La presencia femenina en el sector vinícola de Lanzarote es cada vez mayor

Vinos de Lanzarote, en género femenino

En la actualidad, cuatro mujeres desarrollan la labor de enólogas en destacadas bodegas de la Isla. Todas ellas aportan la sensibilidad femenina al arte de la elaboración de vinos

Desde hace años, el papel de la mujer en el campo de la enología ha adquirido mayor relevancia. Lanzarote no se queda atrás y, en la actualidad, cuatro mujeres desarrollan la labor de enólogas en destacadas bodegas de la isla. Todas ellas, aportan la sensibilidad femenina al arte de la elaboración de vinos.

Atrás quedan aquellos años en los que el sector vitivinícola daba la espalda a la mujer con el argumento de que “pica el vino”. Hoy, son muchas las féminas que demuestran su capacidad para hacerse valer en un sector en el tienen mucho que decir.

La Denominación de Origen Lanzarote cuenta actualmente con cuatro mujeres al mando de la elaboración de vinos: la veterana Ángeles Matallana, enóloga de Bodegas Mozaga desde 1987, cuando no existía siquiera la Denominación de Origen; Ana Gopar, en Rubicón; Flor Corchero, en Bodegas Barreto y la última incorporación, Rosa Villar, que dirige desde hace escasas fechas la maquinaria de El Grifo, aportando su experiencia a la bodega más antigua del Archipiélago.

La pasión y una mayor sensibilidad son bazas a favor de las enólogas, como ya aseguró la prestigiosa enóloga vinculada a Canarias María Isabel Mijares, quien para muchas de estas profesionales se ha convertido en el espejo en que mirarse.

Lo cierto es que, al igual que se insiste en el mayor desarrollo de la capacidad artística de las mujeres, estas profesionales consideran que la intuición y la mayor sensibilidad sensorial que se atribuye a las mujeres, son aspectos a tener muy en cuenta, al igual que la capacidad para retener aromas en la memoria, aunque insisten en no querer hacer bandera de esa aparente superioridad sensitiva frente al hombre.

Hacerse valer en un mundo tradicionalmente masculino ha sido una tarea difícil, silenciosa pero -sobre todo- de perseverancia. Aún así, a las más jóvenes el camino les ha resultado más fácil que años atrás en los que, según asegura Ángeles Matallana, se “tenía que hacer un esfuerzo extra para demostrar la capacidad”.

Los vinos de Lanzarote, a debate

Hace unos años se aseguraba que el paladar de las mujeres se asemejaba mejor al vino blanco y el de los hombres al tinto. Esta creencia se ha desechado en la actualidad, aunque en este caso tenemos que retomarla, pero para conocer la visión de estas profesionales sobre los vinos de Lanzarote, donde los blancos suponen el mayor porcentaje de la producción.

Todas coinciden en que el potencial y calidad de los vinos de Lanzarote los sitúa al nivel de cualquier otra región productora. El problema, por tanto, es la diferencia de precios derivada de los costes de producción.

Consideran que es necesario valorizar el producto, incidiendo en el elevado coste que suponen las peculiares condiciones de cultivo de la isla y aseguran que -como reto- los productores deberán plantear en el futuro la necesidad de abaratar costes manteniendo los actuales niveles de calidad, aunque afirman que será una tarea complicada.

Reconocen que hay que hacer un importante esfuerzo promocional “en casa”, ya que aseguran que en Lanzarote aún falta concienciación sobre el consumo de vinos de la isla.

Lo que sí defienden es la tipicidad de los vinos de la isla y canarios en general, ante la progresiva estandarización a la que se tiende con las variedades merlot o tempranillo. Sostienen que se debe abandonar esa tendencia errónea de elaborar vinos para agradar a los gurús de moda del sector. Defienden, en cambio, que a los líderes de opinión hay que hacerles ver que más allá de convencionalismos hay productos únicos y llenos de personalidad.